MATICES DE UN DESCENSO. Por Juan Medrano.
Lo sucedido en Villarreal no debe pasar desapercibido ni para La Liga de Futbol Profesional ni para el Sevilla FC porque se han vivido situaciones en el último partido del campeonato y a lo largo de la temporada que no se pueden obviar por ninguna de las dos entidades.
Si nos centramos en lo más próximo, no tienen ningún sentido las manifestaciones de los jugadores, cuerpo técnico y dirigentes a la finalización del partido frente al Atlético de Madrid sino se da un paso hacia delante asumiendo todas las consecuencias. El descenso no se produce en la última jornada sino por la acumulación de diferentes sucesos que transcurren a lo largo del año. No comprendo como profesionales pueden recelar del comportamiento de sus compañeros con tanta facilidad. La incoherencia llega hasta el punto que la jornada anterior el Rayo Vallecano duda del Zaragoza y en la siguiente el Villarreal denuncia al Rayo Vallecano por idénticos motivos. En este aspecto, no le están haciendo un favor al futbol, la imagen dada por futbolistas, consejeros y entrenadores de falta de confianza en el justo desarrollo de la competición no deben ser olvidadas por el máximo organismo competente, que se encuentra en la obligación de abrir expediente para investigar estas afirmaciones, tomar las medidas necesarias e incluso sancionar si la ocasión lo merece. El aficionado no debe tener la sensación de una liga adulterada como se está intentando vender desde diferentes lugares de nuestra geografía donde se han jugado una plaza de descenso.
Si analizamos la campaña desarrollada por el equipo castellonense observamos que se asimila en muchos aspectos a la del conjunto sevillista. Espero que desde dentro del club se extraiga la lectura correcta en función del departamento que se ocupe.
En la rueda de prensa de Michel escuchamos la primera alusión al descenso del equipo castellonense, cuando señala que la temporada podía haber sido caótica, Efectivamente, en la jornada 23, después de la derrota en San Sebastián ambos equipos se encuentran empatados a puntos, la diferencia es la reacción del conjunto en los dos partidos posteriores que terminan con sendas victorias frente a Osasuna y Valencia. Este momento se puede considerar como clave en la temporada, dos derrotas nos hubieran supuesto la pelea por no descender y no creo que la entidad se sintiera a gusto en la lucha por evitar los puestos finales de la clasificación, tanto en lo deportivo como en lo social, temiendo por su permanencia en la máxima categoría. El sevillismo no se encuentra preparado para desenvolverse en esa situación como ocurrió en la temporada 1996-1997. Debemos evitar por todos los medios jugar con fuego porque podemos acabar quemándonos.
Nuestro director deportivo ha cometido los mismos errores en la planificación que el Villarreal, se venden pilares fundamentales de la plantilla, no son reemplazados por futbolistas de la misma calidad, las lesiones de jugadores importantes y la edad de algunos miembros de la plantilla han demostrado carencias en diferentes puestos. La diferencia con respecto al conjunto de la Plana puede estar en el acierto al elegir sustituto en el banquillo a mediado del campeonato y el tiempo de duración de alguna de las bajas que ha influido de manera determinante en el rendimiento del equipo como el caso del Italiano Giuseppe Rossi.
Michel, Monchi, Consejeros y colaboradores de los medios de comunicación del club se equivocan si hacen referencia al Villareal. La campaña del Sevilla FC no es mejor por el hecho ocurrido en el Madrigal, esta solo se puede catalogar de fracaso en función de los resultados conseguidos. Este descenso debe servir como un toque de atención para no repetir desaciertos que puedan conllevar la pérdida de la categoría, no podemos extraer conclusiones que confundan al aficionado y no se puede utilizar como ejemplo para justificar una temporada mediocre.
Los balances no van en función de los deméritos de los demás sino por los merecimientos que cada uno pueda reunir por sí mismo.
