QUE LES REVIENTEN LOS OÍDOS. Por Fermín Hevia.
No es por lo de ayer, no. Lo de ayer es un canto a la lógica. Cuando un equipo pone más intensidad, calidad y acierto que el tuyo lo normal es perder. Tampoco es por lo de Getafe, por muy doloroso que sea que un equipo con 4 veces menos presupuesto que tú te humille con futbolistas que, sumando su valor, valen menos que el más valioso de los tuyos.
Tampoco es porque haya un lateral derecho que ha hecho buenos futbolistas, qué digo buenos, cracks a nivel mundial a aquellos pobladores de la banda derecha a los que nos cansamos de criticar, de repetir lo malos que eran y que no tenían nivel para un equipo que aspiraba a Champions.
No es porque salgan por la noche, porque al final, salen todos, pero unos después tienen la decencia de rendir en el campo y otros prefieren que las rayas de su vida no sean las del campo de fútbol, sino otras que vienen de países de la América meridional.
Ni siquiera es por la indolencia, por la dejadez de ¿profesionales? privilegiados, que trabajan 4 horas al día ganando un dinero que la grandísima mayoría de los mortales no ganaríamos ni en mil vidas, haciendo además algo que les gusta, ni por el carrusel de entrenadores inoperantes, incapaces de reconducir a un grupo de niñatos malcriados con ínfulas de estrellitas, que no se merecen más que un par de sopapos y un castigo por lilas y por enteraos.
Es por mancillar un escudo que a todos, desde el primero de los consejeros hasta el último de los futbolistas, se les viene demasiado grande. El escudo de las once barras, el rojiblanco, el de Pablo Rodríguez Blanco, el que lleva a San Isidoro, San Fernando y San Leandro, el de nuestra ciudad, el más grande, ha ido ganando un peso estos años que no pueden soportar los pusilánimes y los medrosos. Nuestro escudo ahora se maneja por caprichos económicos, gente que lo usa como escudo ante la justicia, que cree que le pertenece y quiere perpetuarse, utilizado por filósofos del youtube que dilapidan su patrimonio, que quieren manejarlo todo porque ese escudo es suyo.
Nuestro escudo ahora lo portan en el pecho una banda de amiguetes que disfrutan de los parabienes que les reporta llevarlo, pero que no tienen los arrestos y los cojones suficientes para devolverle lo mucho, lo muchísimo que este escudo les da.
El escudo lo llevo yo, lo llevas tú y todos los Sevillistas, grabado a fuego, a historia y sangre, en nuestro pecho. Lo enarbolamos con orgullo, lo tenemos ahí desde que nacemos hasta que nos vamos a la tumba, porque el Sevilla Fútbol Club es nuestro, parte de nuestra vida, de nuestros sueños y nuestras desesperanzas. Nosotros somos el Sevilla. Ellos no.
Por eso, por todas estas cosas, por muchas más, que les revienten los oídos. Que el Ramón Sánchez Pizjuán, nuestra casa y la de nuestros padres y abuelos, la de nuestros hijos y nietos, sea un clamor contra ellos, que sientan vergüenza de sí mismos. El Sevillismo puede cambiar ésto. No necesitamos mesías, ni salvadores, necesitamos, como dice nuestro himno, casta y coraje. Que se nos oiga.
Twitter: @Ninjalepero
