Blog: «Sevillismo.com»

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SEVILLISMO.COM
Por César Vizcaíno.

Han pasado 655 días desde el 03 De Enero de 2010.

De aquel partido que el Sevilla perdió en el Calderón -en el último minuto-, curiosamente arbitrado por Undiano Mallenco, sólo tengo un recuerdo claro y nítido: la mirada de mi sobrina de 11 años contándome el día de Reyes los cánticos que había escuchado hacia Antonio Puerta, al asistir al partido desde la zona noble.

Explicarle a una niña algo así es complicado, pero no deja de ser una gran oportunidad para evitar que se convierta, cuando termine de formarse como persona, en algo parecido a los salvajes que pueden llegar a cantar algo así en un estadio.

Cuatro años donde muchos se han puesto de perfil siendo cómplices, quizás, del acto mas ruin que podamos ver no sólo en el deporte rey, sino en cualquier evento deportivo de primer nivel.

Periodistas que sabían perfectamente qué estaba pasando y ahora se llevan las manos a la cabeza en un acto de cinismo a la altura de un hecho tan deleznable como lo es utilizar a una raza entera como la gitana para vociferarla como insulto hacia una ciudad entera. Y eso lleva cantándose en Madrid muchos años.

La barra libre del fútbol. Y no pasa nada.

Políticos y comités cobardes, que crean una ley contra la violencia y la intolerancia en el deporte y luego no son capaces de hacerla cumplir, poniéndose igualmente de perfil, quizás la actuación mas reprobable de todas.

Nunca entenderé esa barra libre que hay en el fútbol, que convierte a este tipo de escoria en protagonistas y actores principales.

Pero aun después de todo lo anteriormente contado me niego a generalizar. Me niego a meter en el mismo saco a una entidad y a una afición simplemente porque además, de no atenerme a la realidad, sería tremendamente injusto.

Por eso me quito el sombrero ante el magnífico comunicado de la Federación de Peñas sevillistas San Fernando, ejerciendo con sensatez y responsabilidad el cargo que representan.

Y ese es el camino para evitar que los violentos ganen la batalla.

Enarbolamos la bandera de la indignación cuando, en este circo mediático en que se ha convertido el fútbol, tratan a nuestra entidad desde la capital de España como todos sabemos y luego hacemos exactamente lo mismo que no queremos que hagan con nosotros. Un acto de contradicción que nunca entendí.

El problema de todo es de base.

No caemos en lo que cualquier niño desde pequeño empieza a ver o escuchar en un campo de fútbol como algo normal. Como si insultar a la familia entera de un árbitro, destrozar el himno de otro equipo, algo que debería ser sagrado, o recordarle al portero de turno las habilidades sexuales de su madre fuera un maravilloso ejemplo de formación para cualquiera de ellos.

Enseñemos a nuestros hijos a respetar a los demás equipos, a su himno, su escudo o su bandera, como nos gustaría que respetaran el nuestro.

Acorralemos y señalemos con el dedo a los violentos, a ellos y a todos los que recogen los frutos de determinadas actitudes para obtener de ello una forma de ganarse la vida.

Enseñemos a los mas pequeños que se puede animar sin insultar a nadie, que el campo puede ser una olla a presión sin necesidad de recurrir al menosprecio al rival.

Y se puede conseguir. Que cualquier sevillista cierre los ojos cuando el Estadio canta a coro el himno del centenario y podrá entender mejor lo que quiero decir.

Aristóteles decía que se aprende a ser bueno siéndolo, se aprende a ser virtuoso ejercitándose en estos hábitos, se aprende a ser amigo teniendo amigos, se aprende a buscar el bien común practicando el operar por ese bien.

El mayor homenaje que le podemos hacer hacia Aitor Puerta, a su padre y al fútbol, es ese y no otro.

Y cuanto antes nos demos cuenta antes terminaremos con esta lacra.

Hagamos un ejercicio de autocrítica.

Quizás, en esta utopía que planteo, consigamos que Aitor, cuando crezca, jamás vuelva a escuchar en un campo algo como lo que unos miserables llevan cantando 4 años seguidos.