VERDE, BLANCO Y VERDE. Por Pablo Caballero Payán.
CAOS POR «CULPA» DE UNA BENDITA AFICIÓN Y VICTORIA.
Esta mañana en el Villamarín se ha liado una buena. Las previsiones se quedaron corta y la afición del Real Betis acudió en un número más alto de lo previsto a presenciar el “derbi chico” a Heliópolis. Al final el caos se solucionó salomónicamente y la mañana acabó en alegría.
El error de la Directiva ha sido de bulto. Es incomprensible que sólo se pudieran adquirir las entradas dos horas antes del partido. Las colas eran enormes y la escasa organización se vio desbordada por el número de espectadores allí congregados. Son impresionantes las ganas que tiene la hinchada bética de fútbol y de Betis. ¡Quince mil! Espectadores en un partido de Segunda B. Pero una cosa no quita la otra, y este craso error se ha subsanado de la mejor manera posible: puertas abiertas y la devolución del importe de la entrada a aquellos que la hubieran adquirido. Además se han pedido públicamente disculpas, que es lo menos que se puede hacer. Yo se de uno que vive en El Fontanal que no habría actuado de esta manera. Cuestión de estilos.
Después, a las once, llegó el partido y el filial bético le dio un repaso de principio a fin al filial de la Carretera de Utrera. Digamos que los de Montequinto se vieron igualitos que los de la organización: desbordados por los muchachos de Vidakovic. Pozuelo y Carlos García estuvieron a un nivel increíble y Vadillo era un auténtico filón por su banda. El recurso de los visitantes fue el de dar patadas a todo lo que vistiera con camisetas verdiblancas. Llegó antes del descanso el golazo de Pozuelo y en la reanudación, que siguió con el mismo meneo por parte de los béticos, llegaron dos expulsiones rivales y el definitivo 2-0 por parte de Agudo a cinco minutos del final. Incontestable la victoria del Betis B.
Y es que el que no sienta en verdiblanco no podrá comprender este sentimiento. Viendo lo de hoy me imagino la que se habría armado si la liga hubiera comenzado el 20 de agosto con el derbi de la ciudad del Betis. Me lo imagino porque llevo toda mi vida sintiendo estos colores y porque veo como mi hija de cuatro meses enloquece con un peluche ataviado con una bufanda del Betis. Bendita locura.
