Sevilla Fútbol Club. Son palabras grabadas en el corazón porque primero se instalaron en los más remotos rincones de nuestro cerebro, acostumbrados en muchos casos a escucharlas mientras nadábamos en el útero materno, a modo de susurro, sabiendo ya del significado de su pronunciación con jolgorio o alegría, o con tristeza y casi ira.
Los sevillistas desde la cuna fuimos arrullados con esas seis sílabas, con esas diecisiete letras. Los que tuvieron la fortuna de forjar su sevillismo en tierras lejanas por no decir hostiles al sentimiento blanco y rojo encontraron en ellas muchas veces la respuesta a su congoja o aflicción, a su soledad o extrañamiento.
Junto a ellas nos llegó en numerosas ocasiones el 1905, oído, escrito, leído y musicado desde hace varias generaciones y lanzado al espacio global unos cuantos años ha en forma de himno centenario. El 1905 puso acento al Sevilla Fútbol Club desde hace nada menos que casi 108 años.
Hoy las voluntades de unos sevillistas, tan empecinados como los pioneros sevillanos que comenzaron a pegarle patadas a un balón, aliadas con la tecnología, han identificado otros genes sevillistas, otro acento, otro momento: el 25 de enero de 1890, fecha en la que sin lugar a discusión o duda posible, los primeros sevillistas sembraron la simiente que hoy florece sólida y enrocada al corazón de cientos de miles de quienes sentimos al Sevilla Fútbol Club como algo nuestro.
Las horas echadas por un sevillista o por varios devanándose los sesos por hilar y entroncar apellidos escoceses, se sumaron a las de otro que rastreaba en el equivalente en el Reino Unido a nuestra Biblioteca Nacional hasta encontrar a un periódico que ya en 1890 se hablaba del Sevilla Fútbol Club en la prensa de las islas como poco después se hacía nada menos que desde Australia; a esas horas se sumaban las de otros que recomponían piezas del gigantesco puzle de la no menos enorme historia del Sevilla Fútbol Club que se escribe desde hace 123 años.
Los sevillistas desde la cuna y los curtidos en la adversidad de no haber sido envueltos en las mágicas palabras de Sevilla Fútbol Club desde que vieron la luz hemos crecido con el acento de 1905. Un acento que nos ha hecho sentirnos orgullosos, que ha tatuado nuestras espaldas, que hemos llevado sobre los hombros, que ha acompañado nuestras rojas, blancas y carmesíes mareas por España y Europa en los campos del honor. Un acento que si nos ha hecho sentirnos tan nuestros solo por pronunciarlo, por destacar aún más las tres mágicas palabras, ahora se ve reforzado por el trueno de 1890, por el eco de voces sevillistas pioneras en la dificultad de elevar el fútbol a deporte en la España decimonónica y que -como siempre y es parte del ADN más singular de nuestra institución- salieron victoriosas de los retos a que se enfrentaron.
Hoy los sevillistas debemos sentirnos orgullosos de nuestro casi ancestral acento de 1890, el que modula el todavía más andaluz de 1905, el de hombres de estas tierras que supieron acrisolar un valor humano que trajeron de lejanas islas otros a bordo de sus barcos y de sus infernales máquinas. Hoy levantamos la bandera de 1890 y reivindicamos la memoria de los primeros sevillistas, de los primeros fabricantes de sueños, de nuestro sentimiento, de nuestras emociones, de las que nos embargan cuando vemos una escuadra del Sevilla Fútbol Club defendiendo nuestro pabellón en cualquier campo del honor deportivo.
NODO SFC 1905 – Ernesto López de Rueda Cossío
