«Pisando área»: Se va Fredy, se cierran las aguas

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SE VA FREDY, SE CIERRAN LAS AGUAS. Por Jesús Alba.

Hubo una vez un tiempo en que un hombre de figura desgarbada pero a la vez con una gran armonía en sus movimientos, de personalidad arrebatadora pero a la vez humilde y discreto levantó pasiones con su sola presencia. Por donde pasó dejó huella, pero en ningún sitio más que en Sevilla, donde se convirtió sin quererlo en una especie de dios o de profeta. Venerado, seguido, admirado, ese niño que escondía sus zapatillas Nike por vergüenza mientras aprendía a fuerza de dolores a jugar descalzo en su primer viaje a Bamako fue la bandera de una comunidad, la sevillista, que lo seguía allá donde se encaminaba para escuchar su palabra.

Era una palabra de fútbol, de fútbol hecho obra de arte, de ópera rítmica en la que espacio, tiempo, movimientos… adquirían un sentido superior. Como Jesucristo, como Moisés, como Ghandi, como Camarón… su aura va más allá de su simple presencia. El mejor futbolista de la historia del Sevilla dejó en el vestuario de Cornellà unas botas que no se calzará nunca más. Y se emocionó. Se emocionó porque su humanidad es grande, porque quizá recordó que hace un año, también en Cornellà y en el último partido de liga, jugó por primera vez sin su padre, al que acababa de enterrar, en este mundo. Porque su Sevilla cerró un ciclo y porque deja grandes amigos, recuerdos imborrables… deja el de Antonio Puerta y a una afición que no lo olvidará jamás, ni ella ni las generaciones posteriores, que quizá no perdonen que Kanoute a estas alturas no haya sido clonado, una afirmación entre broma y elogio que de llevarse a la práctica no solucionaría el problema actual del Sevilla, sino que simplemente aseguraría que dentro de otros 20 ó 25 años en Nervión se volverán a celebrar títulos y a luchar por una Liga.

Porque con este futbolista el Sevilla que se fue tristón del campo del Espanyol luchó por una Liga, empresa que hoy haría dudar de la cordura del que la menciona. Kanoue ha sido el mejor futbolista de la historia del Sevilla, pero, sacándolo del Sánchez-Pizjuán, ¿quién puede discutir que no haya sido de los mejores extranjeros que pasaron por la Liga española? Messi está aparte, pero ¿no puede estar Fredy a la altura o superar incluso lo que hicieron en España Maradona, Cruyff, Di Stefano o Kubala? ¿Ha sido más Hugo Sánchez que él? Está claro que nada puede ser igual sin jugar en el Real Madrid o en el Barcelona, pero Fredy es así. Fredy prefirió no disputar jamás un Mundial con Francia porque hacer feliz a la gente de Mali le llenaba mucho más.

Se va Fredy y queda un vacío y muchas preguntas. ¿Qué fue antes el huevo o la gallina? ¿Quién lo descubrió, Juande o Monchi? Misterio que, como los grandes tesoros enterrados, quedará oculto para siempre y acabará alimentando la leyenda.

Fueron apenas veinte minutos y el sevillismo no sabía si tomárselo a modo de luto o de fiesta. Kanoute jugaba en Cornellà su último partido oficial con la camiseta del Sevilla desde que un 28 de agosto de 2005 debutara oficialmente ante el Racing (1-0) en un partido que en el que Sergio Ramos aún era sevillista. Justo dos después, en ese mismo 28 de agosto, se iba para siempre Antonio Puerta y hasta ahora han pasado siete años. Un número bíblico, como ha sido su paso por el Sevilla, bíblico. Siete años en los que se abrieron las aguas para un pueblo que siempre miraba el cielo y vio una vez caer el maná de 2 Copas de la UEFA, 2 Copas del Rey, una Supercopa de Europa, una Supercopa de España, finales, 3 presencias en Champions aunque una, la última, fuera efímera…

Desde hoy mismo, casi siete años después, tras 136 goles y en el final de una temporada nefasta, se vuelven a cerrar las aguas. ¿Quién las abrirá ahora? Sin Kanoute, pocos milagros.