Rafael Nadal apabulló a Jo-Wilfried Tsonga y metió a España por octava vez en la final de la Copa Davis en un partido dominado por el tenista español de principio a fin.
La Plaza de toros de Los Califas de Córdoba terminó hirviendo de gozo con la victoria de Nadal sobre el auténtico número uno francés por 6-0, 6-2 y 6-4 en dos horas y 17 minutos. Los gritos de «Rafa, Rafa, Rafa» y «torero, torero», abarrotaron el coso taurino, que por primera vez en la eliminatoria se llenó para ver el triunfo histórico del jugador de Manacor, y la derrota de Francia, nueve veces ganadora de la Davis, y finalista el pasado año. España luchará por el quinto título en esta competición, del 2 al 4 de diciembre, contra el ganador de la otra semifinal que se disputa en Belgrado entre Serbia y Argentina, hasta el momento con dominio argentino por 2-1. Si es contra la Serbia de Novak Djokovic, España deberá viajar allí, si es contra la Argentina de David Nalbandian y Juan Martín del Potro, será en territorio español. Valencia y Madrid, suenan ya como futuras sedes, si se da el España-Argentina, será la repetición de la final de 2008 en Mar del Plata. Ya desde el callejón, antes de saltar a la pista, se le vio a Nadal concentrado al máximo, saltando y con puro nervio para ejercer después un dominio total, destructivo y arrollador ante Tsonga, que esta semana ha vuelto al grupo de los diez primeros del mundo. El jugador de Le Mans, sustituto de Gilles Simon, no pudo jamás entrar en el partido, ni romper ni una sola vez el saque de Nadal, que con este triunfo amplia su racha en la Davis, con 18 victorias, por solo una derrota, y con un parcial en tierra inmaculado de 14-0. La velocidad y fuerza de Nadal se demostró en números. En el primer set, no cedió ni un solo punto con su saque y rompió tres veces el de Tsonga que, eso sí, comenzó el partido con un servicio directo como hizo el sábado en el partido de dobles, donde fue la gran bestia del equipo francés. En el segundo y tras ceder siete juegos consecutivos, y a los 43 minutos de duelo, el francés logró el primer punto sobre el servicio de Nadal, y eso que lo hizo con las cuerdas rotas. Espoleado por su capitán Guy Forget, Jo-Wilfried tomó la decisión de jugarse el partido a la desesperada, con saque-red como alternativa, y morir en la red si era necesario, como si Córdoba fuera Wimbledon. Sufrió el galo, pero logró cambiar algo el signo del encuentro, aunque de forma insuficiente. Nadal le rompió de nuevo en el quinto y séptimo, y tomó una ventaja ya demasiado amplia para la moral de su rival, y de los trescientos aficionados franceses, que poco a poco se fueron desvaneciendo en sus gritos de apoyo a «Jo-Wi». En total, Rafa logró seis juegos en blanco con su saque y solo cedió con este arma, seis puntos en todo el encuentro. Rompió seis veces el saque de Tsonga, y acabó con los nervios del francés que finalizó enrabietado, tirando la raqueta y dando una patada a uno de los anuncios situados al borde de la pista, cuando en el tercer set intentaba como podía destrozar la bola y variar el signo del duelo. Con esta victoria, España logra mitigar la derrota (5-0) encajada el pasado año en Clermond Ferrand, donde no jugó Nadal; suma el triunfo número 20 en casa, en tierra, desde que perdió contra Brasil en 1999 en Lérida, y se mantiene invicta en una plaza de toros.
Fue precisamente el primer duelo en tierra entre Nadal y Tsonga, y un buen apunte para ambos por si alguna vez se ven las caras en Roland Garros. El jugador francés posee un saque infernal con el que logró directos a 202 kilómetros por hora, y finas voleas, y de hecho ha ganado a Nadal dos veces, la última en los cuartos de final de Queen’s sobre hierba este año, pero en tierra, la quinta marcha de Nadal le dejó hoy aparcado en la puerta de toriles, y su cuenta de errores no forzados subió hasta los 50 por solo ocho de Nadal.