Sao Paulo se adjudicó la final de la Copa Bridgestone Sudamericana 2012 en una final cargada de polémica, ya que Tigre se negó a comparecer en el segundo tiempo por agresiones y amenazas.
Sao Paulo consiguió el único título internacional que faltaba en sus vitrinas, lo consiguió gracias a su fútbol, mucho futbol del bueno el que tiene la escuadra de Ney Franco y sobretodo gracias a Lucas Moura. El jugador se despidió de su afición con una maravillosa actuación y dejando su único título con el tricolor. Pero Sao Paulo y hay que decirlo, también consiguió el título gracias a la lamentable situación que se dió en el túnel de vestuarios del estadio Morumbí. El partido empezó con un ligero tanteamiento de ambos equipos, y poco a poco fue Tigre el que se hizo leve dominador del juego. El equipo de Gorosito salió a jugarle sin complejos a Sao Paulo en su casa, nada importaba el 0-0 del partido de ida disputado en La Bombonera, ya que la CONMEBOL no incluye en sus finales el valor de los goles marcados como visitante, y cualquier empate daría lugar a la prórroga y a los penaltys. Fue precísamente Tigre quien dió el primer aviso serio con un disparo de Rubén Botta que atajó sin problemas el mítico Rogério Ceni. Tigre dominaba el centro del campo y el balón y se acercaba con cierto peligro al área local, pero apareció entonces Lucas Moura. Ante la ausencia de Luis Fabiano sancionado por su expulsión en La Bombonera, el paulistano cogió los galones del tricolor y el ya jugador del PSG se despidió de la mejor manera posible de su hinchada y de los 67000 espectadores que abarrotaban Morumbí. Con dos acciones desequilibró Lucas la final. Primero cazó un rechaze al borde del área para controlar de espuela, colocarse el balón y batir al meta Albil. Más tarde daría un gran pase en profundidad que Osvaldo supo rentabilizar elevando el balón sobre el meta argentino. Para tener mayor protagonismo si cabe, Lucas Moura fue objeto de una agresión no pitada por el colegiado, y ése fue el desencadenante de todo lo que vino depués. Al concluir el primer tiempo, varios jugadores de Tigre se fueron a buscar a Lucas para reprocharle su habilidoso juego y el hecho de que hubiese ido mostrando un algodón empapado en sangre fruto de la agresión sufrida. Hubo ciertos rifirafes entre los jugadores de ambos equipos que dieron como conclusión la expulsión de Miranda, defensa del Sao Paulo. Lo que ocurrió durante el descanso en el túnel de vestuarios, pasará a ser uno de los episodios más lamentables en la historia del fútbol moderno.
Tigre se negó a saltar al terreno de juego para disputar el segundo tiempo exponiendo graves acusaciones: agresiones y amenazas por parte de la policía y de la seguridad privada del estadio de Sao Paulo. Las imágenes ofrecidas por FOX Sports en las que se apreciaban manchas de sangre en los pasillos de los vestuarios dejan a las claras que algo sucedió, pero las declaraciones del técnico Néstor Gorosito, del jugador «patito» Galmarini e incluso del responsable de seguridad de Tigre van más allá. El conjunto argentino denunció que las agresiones habían sido tan fuertes que tenían a cuatro jugadores lesionados en el vestuario, y que en las amenazas incluso los guardias de seguridad utilizaron sus armas de fuego a modo de intimidación. Varios son los testigos (entre ellos los citados anteriormente) que aseguraron ver a un seguridad colocando su arma sobre el pecho del portero Damián Albil. Inclusó Galmarini declaró que recibieron botellazos, pedradas y golpes de la hinchada y la seguridad, y que eso lo aceptaba como «normal», pero el hecho de ser amenazados con armas de fuego lo veía innecesario. El árbitro, el colegiado chileno Enrique Osses, estuvo esperando la presencia de Tigre de cara el segundo tiempo durante varios minutos, y finalmente (se supone que en consenso con algún directivo de la federación) ante la incomparecencia del cuadro argentino, decidió dar por concluido y no por suspendido el encuentro. Un lamentable final para lo que se preveía como una gran fiesta del fútbol sudamericano. Poco importa ya la exhibición de Lucas Moura en el primer tiempo, o que dicho jugador fuese nombrado como el mejor del torneo. La imagen que se dio fue lamentable, y de lamentable podríamos definir la actuación de todos los jugadores de Sao Paulo celebrando el título sin importarles lo que pudiese haberles ocurrido a sus rivales. No vamos a generalizar, pero son ya demasiados incidentes los que ocurren en sudamerica en este sentido. Y no queremos generalizar por varios motivos: lo ocurrido ha sido un hecho muy lamentable y vergonzoso, nunca un hecho aislado aunque repetitivo incluye al resto de eventos de la misma índole para evaluarlos del mismo modo, también está el hecho de que Morumbí no será sede Mundialista, pero la imagen ofrecida a escasos 18 meses del inicio del Mundial de Brasil ha sido desastrosa. La CONMEBOL debe poner ya fin de una vez por todas a una serie de despropósitos que se repiten con demasiada frecuencia en todas y cada una de las competiciones que organiza. Twitter: @Kynette27