El mundo del fútbol ha perdido una de sus grandes leyendas: Johan Cruyff, uno de esos futbolistas que nos mostraron lo más bello de este apasionante mundo del deporte. Un 24 de marzo, fecha que se viste de luto en el candelario futbolístico, para despedir a un futbolista simplemente…diferente.
Admirado Johan:
Te acabas de marchar y ya te echamos de menos. Basta con recordar tu presencia para darnos cuenta de que algo ha cambiado desde este ya nefasto 24 de marzo de 2016, fecha que quedará grabada como una de las más tristes del panorama futbolístico. La del día en la que una vez más nos hiciste enmudecer, pero esta vez sin un balón de por medio.
Ese gran amigo tuyo, ese esférico que tanta gloria te dio y al que tanta gloria diste; la vieja de Di Stéfano, con la que eras capaz de hacernos soñar a todos, a los que te admirábamos y a los que te criticaban porque cuando uno es un artista no todos están capacitados para entender su obra, la misma que te permitió ser tú mismo, sin caretas ni dobles caras; tan transparente fuera del terreno de juego (con lo que jode eso a algunos), como lo eras en ese ésped que se erizaba al verte pasar…
Te lo dije aquella tarde del Ramón de Carranza donde tuve la oportunidad de charlar contigo un par de minutos para preguntarte por Luis Arconada, junto a ti, mis dos grandes ídolos de la infancia y referentes en el día a día, por esa personalidad y transparencia que tan especiales os hizo antes y después del fútbol. Tú me enseñaste, cuando tenía Peñas cinco años que existía algo mágico llamado fútbol, que cuando un flacucho holandés lo practicaba todo parecía fácil…
Ahora que te marchaste, en nuestras retinas quedarán grabadas de por vida las imágenes del Mundial de 1974 con aquella final que injustamente se os escapó ante la mejor Alemania de la historia, aquel joven del Ajax que acariciaba una pelota. Tu regate y cambio de ritmo inigualable, tus goles imposibles, aquellos cigarrillos en el vestuario a los que tras un serio aviso diste el único despeje de tu vida (siempre fuiste de buen trato del balón) para poner de moda los chupa chups como si del mismísimo detective Kojak se tratara.
Aquel penalti que te inventaste, innovando siempre, para que este deporte llamado fútbol que tanto amabas fuera cada día un poco más bello. Penalti, que muchos años más tarde, y apenas un mes antes de tu último ‘partido’ nos regalaran Messi y Luis Suárez como claro homenaje hacia ti Johan, que dos meses antes habías anunciado ese maldito cáncer con el que llevabas tiempo luchando y para el que habías preparado, como siempre, un planteamiento
Muchos dirán ahora que el cáncer te ganó la batalla, pero se equivocan, porque ese partido también lo ganaste desde el primer día que le miraste cara a cara para junto a tu familia, que siempre estuvo contigo, pelear hasta el último suspiro con la misma entrega y carácter que paseaste por todos los estadios del mundo.
Bueno Johan, llegó el momento del hasta luego, que no adiós. Te marchas y nos dejas un motivo por el que luchar, un ejemplo de cómo buscar siempre el lado positivo de las cosas. Esa mirada clara, profunda, sincera…
Con tu clásica gabardina, con un chupa chups en la boca, en el banquillo, dando instrucciones como ya hacías desde el campo como futbolista, vestido del Ajax, del Barça o con esa elástica naranja de Holanda, la ‘Naranja Mecánica’ que a todos nos enamoró. El color de tu camiseta es lo de menos siempre que detrás de ella estés tú Johan Cruyff.
¡Gracias de corazón!
José Míguel Muñoz
Twitter: JOSÉ MIGUEL MUÑOZ @tara11iker
