Hoy más que nunca, soy Claudio Bravo

Escrito por José Miguel Muñoz. Creado en Más Fútbol, Nuestros números 1, Number1 opina

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Regresaba a su casa, en la que durante dos años lo ganó prácticamente todo. El destino le jugó una mala pasada. Claudio Bravo sigue siendo el mismo…

El mundo del fútbol es como la vida misma: bello y al mismo tiempo hipócrita, falsa, ventajista, sin memoria… por ello, lo ocurrido con el portero del Manchester City, Claudio Bravo, no debe sorprendernos en exceso. Los que ayer te idolatraban y colocaban en el Olimpo de los Dioses son los mismos que ahora aprovechan un error para machacar hasta la saciedad a ese ídolo hoy convertido en barro.

Pero como la vida, este mundo del fútbol y del periodismo también tiene gente de verdad, gente fiel, que va de cara, que no olvida, que guarda en su memoria y en su retina momentos inolvidables, de quien le ha correspondido siempre, de quien ha demostrado tener una trayectoria envidiable para que por un error ¡Señores, somos humanos! le machaquen con dureza, llegando a llamarle incluso ¡Payaso! como la prensa amarilla de ‘The Sun’.

Curioso querer utilizar la palabra Payaso como un insulto o un menosprecio cuando un payaso es alguien que se encarga de hacer felices a los más pequeños. Evidentemente quien escribió ese titular con intenciones despectivas hacia Claudio Bravo, no tiene hijos…

Hoy el mundo del fútbol se ha despertado con el mismo tema con el que se acostó en la noche de ayer en tertulias deportivas, el grave error de Claudio Bravo en un despeje que provocó una vaselina de Luis Suárez y la posterior expulsión del meta del Manchester City. Un error sí, algo lógico en un futbolista que está sobre el terreno de juego, el que no falla seguro es el que está en el banquillo.

El error tiene mayor repercusión mediática ya que se produce en el Camp Nos y en el día que regresaba a la que ha sido su casa los dos últimos años, donde lo ganó todo y con Ser Stegen, el meta que provocó su salida del equipo culé enfrente. Muchos ingredientes para una coctelera infalible llamada morbo.

Por eso, hoy más que nunca, hoy soy Claudio Bravo, como en su día fue Iker Casillas o antes Luis Arconada. Porque como bien apostilló en su día el que fuera seleccionador español Javier Clemente: “Los grandes porteros son los que fallan algunas veces, porque los malos fallan siempre”.

Porque en este largo camino y en un puesto tan sacrificado e injusto como el del portero, los que sabemos lo que es llevar el uno a la espalda, y hemos soñado ser como los mencionados Arconada, Iker Casillas y Claudio Bravo, sabemos como está montado el negocio para los que se ponen bajo palos. La gloria siempre es para el que mete el gol…

La vuelta de Claudio Bravo a la Ciudad Condal ha sido manchada vilmente, en busca de ese debate de la portería del FC Barcelona que debió quedar cerrado el día que el portero chileno salió, sin más motivo que la intención de Ter Stegen por jugarlo todo, sin pararse a pensar que el deseo del guardameta chileno era el mismo, con una diferencia clara entre ambos, Bravo se ganó la confianza de Luis Enrique, técnico que no regala nada, en el terreno de juego.

Hoy, serán muchos los que no lucirán la camiseta de Claudio Bravo, los que le den la espalda, los que digan que su fallo fue garrafal y que un portero no puede cometer ese tipo de errores, olvidando en esta débil memoria del fútbol, que al alemán Ser Stegen le ocurrió lo mismo hace un par de semanas en Balaídos ante el Celta. Su error no le costó la expulsión pero sí la derrota.

El alto precio de los especialistas del fútbol, esos a los que se señala fácilmente cuando encajar un gol, pero de los que se olvidan cuando esa mano, o ese vuelo imposible, evitan un gol que podría haber cambiado la historia del partido.

Por ello, hoy más que nunca: ¡Yo, soy Claudio Bravo!

Grande Amigo.

JOSÉ MIGUEL MUÑOZ @tara11iker

Foto: Sport