La primera gran noche de Zidane en Europa

Escrito por José Miguel Muñoz. Creado en Más Fútbol, Nuestros números 1

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Por: El Fútbol de Ayer @elfutboldeayer

Ni Juventus. Ni Real Madrid. Antes de alcanzar la categoría de súper clase, Zinedine Zidane vivió con el Girondins de Burdeos su primera gran noche en competiciones europeas. Fue ante el AC Milan, en la vuelta de los cuartos de final de la Copa de la UEFA 1995/96. Zidane se exhibió ante uno de los conjuntos más potentes de entonces y lo hizo con machada incluida. El Milan llegó al Estadio Malmut Atlantique con una ventaja de 2-0. Eranio y Roberto Baggio encarrilaron la eliminatoria en la ida. Nadie confiaba en la remontada del Girondins.

Aquel Milan post-Sacchi era el principal candidato para llevarse la UEFA. Basta con echar un vistazo al once de Burdeos para comprobar su potencial y comprender la magnitud de la gesta de les girondins: Ielpo; Panucci, Costacurta, Baresi, Maldini; Eranio, Vieira, Desailly, Donadoni; Weah y Roberto Baggio. Por su parte, Gernot Hohr salió con este once que forma parte de la historia del club francés: Huard; Dogon, Friis-Jansen, Toyes; Dutuel, Witschge, Phillipe Lucas, Zidane, Lizarazu; Tholot y Dugarry. La diferencia entre uno y otro era considerable.

Una grandísima remontada con la firma de Zidane

Pero, cuando el balón echó a rodar, les marines et blancs se olvidaron de los complejos. Fue clave el gol de Tholot en el minuto 15 para dar confianza. El primer gol vino precedido de una buena acción en la izquierda de Lizarazu, que empezaba a demostrar el gran lateral que sería. El Milan salió confiado y, en la segunda parte, en seis minutos, perdió la eliminatoria. En los minutos 64 y 70, Dugarry marcó dos tantos tras dos asistencias de Zidane.

El Girondins le dio la vuelta y el Milan buscó con todo un gol que le hubiera clasificado. No llegó. 3-0 y los de Burdeos a seminales. Dugarry se llevaría los focos por su doblete, pero Zidane fue el que se echó el equipo a su espalda y dirigió la remontada. El Girondins, cada vez que recuperaba el balón, armaba las transiciones con rapidez y buscaba a Zidane. Al mediapunta o a las bandas y funcionó. Vaya si funcionó. Entre Zidane, Dugarry, Witschge, Dutuel y Lizarazu descosieron a los de Fabio Capello. Zizou empezó tímido, pero con el paso de los minutos creció y completó una actuación completísima.

Demostró personalidad ante defensas tan curtidos, como Baresi, Maldini y Costacurta. Hasta les bailó con alguna de sus típicas acciones tan de ballet. Sin embargo, en esa edición de la UEFA, Zidane dejó más pinceladas de su clase. Por ejemplo, el golazo de volea que le marcó al Betis en la vuelta de los octavos. Casi desde el centro del campo, a unos 40 metros de portería, el mediapunta enganchó un zurdazo que superó a Pedro Jaro por arriba.

El Benito Villamarín se quedó atónito. Un golazo impresionante, de los mejores que anotó Zidane, y que definía otro de los puntos fuertes del francés, el golpeo. Años más tarde, fabricaría otro golazo: el de la Novena Champions para el Real Madrid en Glasgow. Esa campaña, posiblemente, fue la más larga de Zidane. El Girondins empezó la pretemporada temprano. Disputó la Copa Intertoto y, gracias a su triunfo en la extinta competición, accedería a la Copa de la UEFA.

Y de ahí hasta la final. Ante el también poderoso Bayern. En esta ocasión, sin gesta. El Bayern se llevó el título con un 5-1 global (2-0 en el Olímpico de Múnich y 1-3 en Burdeos). No obstante, el Girondins ya había hecho historia llegando tan lejos desde la Intertoto. El cuadro francés fue la gran sensación de la temporada y Zidane, que terminó siendo elegido jugador del año en Francia, lanzaría su carrera. Sin embargo, en ese Girondins- Milan comprobó lo lejos que podía llegar. Y llegó. Más aún de lo que él creía.

Por: El Fútbol de Ayer @elfutboldeayer

Foto: Marca