Al revés que la temporada pasada, es la buena racha futbolística la que oculta declaraciones y hechos de más de uno que se lo tiene bien creído.
No es el Betis un club que acostumbre a estar tranquilo, la verdad, a veces porque no le dejan y otras porque así se empeña. Acuérdome la temporada pasada de aquellas rachas sin ganar en la que los dirigentes regalaban carnés a aristócratas y muñecos de trapo; quizá en este curso, conscientes de la crisis y de una política social mala, algo que se empeñan en no reconocer, se ahorran las demagogias de ese tipo para centrarse en los buenos resultados cosechados hasta ahora, por cierto, de indiscutible reconocimiento. Las declaraciones de José Antonio Bosch en el Programa Estilo Betis sobre su gestión en el club no deberían pasar desapercibidas ni para él mismo, si las analizara, a saber: “El día que tengan algo que decir, el sitio adecuado es el juzgado, pero todavía no han acudido.”, O lo que es lo mismo o se parece bastante: “esto es lo que hay, si lo quieren, bien, y si no, acudan a donde corresponda pero esto es lo que hay”. Pensando en que Bosch no tiene la soberbia por virtud, no deja de ser sorprendente cómo entró en esta casa hace dos años, con la sonrisa de quien quiere atender a todo el mundo, cambiándola ahora por el atril del que manda (o desmanda) como él piensa, sin mirar mucho a su alrededor. “Curiosamente, ellos fueron los que pidieron una administración judicial”; algo tan rigurosamente cierto como que los ignora. Ni Calos III en el despótico “todo para el pueblo, pero sin él”, algo que, según el propio orgulloso de sí mismo, “percibe que la gente está contenta”. Total, como el Betis gana, a diferencia de la temporada pasada, de forma más regular, todo lo que se haga va pero que muy bien. Algo en lo que, por cierto, el beticismo tiene bastante que mirarse.