El libertino horario de las televisiones podría desembocar al vacío de las gradas o, al menos, la pérdida de fidelidad de quienes procesan sentimientos al club.
El romanticismo se pierde; queda para cursis que aún quieren escribir, pintar o sacar fotos que transmitan algo que no sea una bajada de precios. Regalar algo a tu pareja es decirle un te quiero por mensaje al móvil, o qué sé yo qué cosa de pago que verás por internet pero nunca tocarás. La gente se siente más cerca por esto llamado internet, pero en determinadas cuestiones estamos más lejos que nunca. Es de pensar que Aldous Huxley era alumno aventajado o sabedor de información privilegiada para escribir el libro que le dio la fama porque, sin duda, nos acercamos mucho a lo que dice.
Tanto es todo lo que escribo que ni el llamado opio del pueblo del siglo XXI se escapa a esto. La crisis económica ha retenido un nuevo rehén, llamado fútbol, concretamente los clubes, que un lógico efecto dominó están cayendo como caemos todos y no les queda otra que vender su alma a quien mejor se la compre. Y con todo ello, ¿se la están ofreciendo al mejor postor?
El presidente del Betis, Miguel Guillén, expresó hará una semana su preocupación por el horario de los partidos y lo que pueda en ello repercutir la campaña de socios de la siguiente temporada, lo cual, además de loable, no lo exime de pasividad puesto que, aparte de reflexionar, no consta se haya puesto solución al asunto, salvo que se conformen con que los confetis y gritos de apoyo lo fabriquen ruídos de fondo creados desde los estudios radiofónicos; la última estadística sobre la crisis de asistencia en las gradas demuestra que el problema es el dinero, pero no el único, ya que la televisión (la de pago y la de “escaqueo”) hace que por los horarios, sacarse el carné sea más propio de tradición que de asistencia: lunes, viernes, sábado, domingo…y sus horarios, impropios de quien quiera ir a un estadio para mejor pensárselo desde casa o el bar.
Señores del fútbol, señores del Betis: ¿Dónde está el sistema Alemán?. Quisieron ser ustedes ejemplos de lo que es un carné barato, asientos llenos, acercamiento al socio, pero probablemente no se han dado cuenta que no estamos en Alemania, ni somos alemanes, ni nos dejarán serlo, de ello ya se encargan las televisiones y quien corresponda. Eso de premiar económicamente al que más alto esté es propio de lo que se llama sistema de productividad, algo más germánico que latino, más habituado al del funcionado pagado haga como lo haga. Y digan, ¿qué piensan hacer además de preocuparse?
La rebaja en el precio de los carnés, más que un tema de dinero debería ser para ustedes de imagen, porque si bien con la imagen puede que no se cubran presupuestos, ver el Benito Villamarín con los asientos vacíos, luciendo el bonito escudo en la grada de fondo queda bastante deplorable, además de asemejarse a ese Despotismo Ilustrado de arreglar al club limitando a la afición al “deber” de pagar y tocar las palmas, so pena de desmotivación de los futbolistas (Gordillo dixit). ¿Piensan que esto lo arreglan ustedes a solas?
Bajen el precio de los carnés o sólo el jugar en Europa podría paliar una caída en el número de socios, sólo equiparable a la de su crédito. Eso sí, presumirán ustedes de sacar al Betis adelante, aunque al Estadio acaben yendo sólo ustedes.
