No hay acuerdo, especialmente porque desde que surgiera el conflicto entre Ángel Haro y Serra Ferrer por el tema de la continuidad de Quique Setién hay distanciamiento y dudas entre el sucesor.
La salida de Quique Setién no ha dejado indiferente en muchos sentidos. De un lado, la más evidente, porque la afición la iba pidiendo dede hace meses. Y de otro porque esa salida del técnico ha provocado un distanciamiento entre la cúpula y Lorenzo Serra Ferrer, principalmente porque el técnico era del agrado de Ángel Haro y López Catalán, principales defensores de Setién durante todos estos meses de debate sobre si debía seguir o no.
Ahora, con Setién ya fuera del Betis, el dilema es qué entrenador y qué filosofía de fútbol quiere la cúpula del Real Betis para su futuro. Si apostar por la continuidad de un fútbol de toque y control del juego o si por el contrario hacerlo por un fútbol más directo. Esa es la cuestión y de momento no hay claridad sobre qué futuro le espera a un Real Betis que ha roto su ideal en el proyecto iniciado por Haro y Catalán porque no confiaba ya en él.
No hay consenso para elegir al nuevo entrenador y de hecho es un tema que ha provocado cierto divorcio entre Haro-Catalán y Serra Ferrer, que es el principal ejecutor en la salida de Quique Setién del Real Betis, de hecho quiso que tras la humillación sufrida ante el Levante dejara el banquillo bético, pero el presidente y el vicepresidente se negaron a ello. Eso sí, no pudieron, o no quisieron salvar el culo del santanderino tras el término de la competición cuando Setién les dijo «Ahí se quedan ustedes, gracias por todo que yo me voy a mi casa».
Setién estaba cansado de estar cuestionado y examinado cada día y así se lo trasladó a Haro y especialmente estaba harto de ser mirado por lupa por Serra con el que rompió todo tipo de relaciones, principalmente porque ambos perdieron la confianza en el otro. Pero esa desconfianza fue provocando también un distanciamiento de Setién con la cúpula verdiblanca al ver el técnico como su presidente no rompía una lanza en su favor y sentenciaba que seguiría ya que sin ir más lejos le quedaba un año más de contrato.
El principal ‘pecado’ de Setién fue el de lograr el objetivo cifrado en el plazo de dos o tres años, duración del proyecto iniciado por Haro y Catalán, el primer año de contrato al clasificar al equipo para la UEFA Europa League. A raíz de ese instante, las exigencia y objetivos cambiaron, se precipitó todo ya que ahora no bastaba terminar la Liga bien sino que había que repetir clasificación europea y más si cabe en un año donde jugar en Europa ha estado tan barato.
Y eso le pasó factura a Quique Setién, en primer lugar porque el Real Betis falló cuando más fácil lo tenía, y en segundo porque la grada pedía que cambiara cuando la ocasión y circunstancias lo requería que cambiara su estilo de juego, algo que el entrenador no hizo hasta curiosamente el último partido como local, algo que la grada lo vio como un desafío.
Eso sí, Quique Setién tuvo la despedida que deseaba, ganando, en un terreno complicado (aunque este año menos) como el Bernabéu, pero ganando allí que nunca es fácil y pudiendo decir adiós al Betis como quería. Dolido, porque ha sido un año muy duro este último para el cántabro, pero con la tranquilidad de morir con las botas puestas, fiel a sus ideales y demostrando a Serra Ferrer que aunque pierde por tener que abandonar la nave verdiblanca lo hace al menos fiel a sus ideas.
Todo esto ha dejado un panorama complicado y difícil en el Betis ya que ahora Serra debe buscar un entrenador que convenza al cien por cien al Consejo de Administración heliopolitano. La situación no es fácil para lograrlo ya que Haro y Catalán han quedado marcados en este sentido al ver Serra el gran poder que tiene en el Real Betis al haber tenido más fuerza que el propio presidente y su mano derecha, y esto tiene su parte buena, al tratarse de una parcela tan importante como la deportiva, y su parte mala, al quedar todo a expensas del mallorquín.
Texto: JOSÉ MIGUEL MUÑOZ @tara11iker
Foto: Sevilla Info
