El comienzo del Real Betis ha sido tan brillante como imprevisto incluso para los más optimistas del lugar. Por ello, el presidente quiere huir del exceso de euforia que se vive en torno al equipo.
No quiere palmaditas ni escuchar eso de «qué bueno eres presidente». Sabe que ha llegado en un momento de transición y que lo que se está viviendo ahora es tan inususla en el retorno a Primera que puede provocar un exceso de optimismo que podría volverse en contra del equipo cuando lleguen los malos resultados, que alguna vez tendrán que llegar. Por eso, Miguel Guillén, en su círculo de confianza ha expresado la importancia de tener los pies en el suelo, de no vender la oso antes de cazarla; es consciente que la temporada es muy larga y que hasta la fecha tan sólo han transcurrido un par de jornadas. Insuficientes para echar las campanas al vuelo por esta clasificación tan ilusionante como inusual por la amplia diferencia de presupuestos entre unos y otro equipos. No descarta ser la revelación del campeonato, equipo hay para ello, pero con una premisa fundamental: tener los pies en el suelo y no
alzar la voz. Ir paso a paso, sin hacer ruido para que la sorpresa final sea de traca, a lo grande. Por ello cuando un aficionado se le acerca a darle la clásica palmadita y el habitual «vamos presidente que eres el mejor», no duda en recordar la figura de Rafa Gordillo y de aquellos que llegaron al Club en unas circunstancias muy complicadas y que han permitido respirar un Betis de todos y para todos recuperando el ‘manque pierda’. Aunque sus íntimos reconocen que lo ven tan ilusionado como cualquier aficionado y como si se tratara de un chaval, reconocen igualmente que la palabra tranquilidad es la primera que figura en su vocabulario. Eso sí, cuando éstos le preguntan por un sueño lo tiene claro: asegurar la permanencia cuanto antes y puestos a soñar entrar en Europa. Eso es lo que sería un regreso… por la Puerta Grande.