No estaba en su mejor forma, de hecho no había hecho más que llegar y sin apenas tiempo para adaptarse a sus compañeros, pero su aportación fue de lo mejor que se pudo ver en el Betis.
No estaba en su mejor forma, no había tenido tiempo apenas para adaptarse a sus nuevos compañeros, ni para entrenar como se debe antes de un partido tan importante; no iba a jugar en el centro del campo donde lo había hecho de forma asidua en las tres últimas temporadas, pero le bastaron y sobraron a la vez ganas para aportar eso que tanto adolecían los verdiblancos de un tiempo a esta parte: equilibrio. Y es que la aportación del recién llegado N’Diaye fue lo mejor, junto a la recuperación de Rubén Castro, que se pudo ver en el terreno de juego en el pasado Betis-Espanyol del domingo. El corpulento futbolista dejó buenas sensaciones a pesar de lo injusto que fue una parte de la prensa cuestionando su sobrepeso en su llegada a la capital andaluza.
Gordo o no, el futbolista es muy grande y corpulento y eso también engaña a veces, con sobrepeso o no, lo cierto es que el Betis pudo disfrutar de su seriedad atrás, en un puesto menos habitual para él pero demostrando una aportación esencial para mantener la puerta a cero como hizo el Betis, por fin, el pasado domingo, algo que hacía mucho tiempo que no ocurría. Su compromiso es además digno de destacar ya que el propio Gabriel Humberto Calderón reconoció que antes de cerrar el fichaje del futbolista senegalés le preguntó si tenía algún problema en jugar en defensa a lo que el jugador contestó que no, que podía jugar donde más conveniente creyera el entrenador. Así fue y su resultado fue digno de mención. Esto no es más que el comienzo y ahora toca confirmar esa progresión en Valencia. Twitter: @tara11ara