Un reservón Villarreal venció (1-0) al Real Betis, en un partido en el que el equipo de Pepe Mel llevó el peso del encuentro mientras que los de Garrido se limitaron a esperar y salir a la contra…
Villarreal: Diego López, Mario, Musacchio, Gonzalo, Catalá; Bruno, Borja Valero (Senna, min.89); Joan Oriol, De Guzmán (Joselu, min.83), Hernán Pérez (Marchena, min.73); y Marco Ruben. Betis: Casto, Isidoro, Ustaritz, Dorado, Nacho; Cañas, Iriney (Matilla, min.46), Beñat (Montero, min.57); Rubén Castro (Santa Cruz, min.72), Jorge Molina y Pozuelo. Gol: (1-0. Min. 20). Borja Valero. Árbitro: Muñiz Fernández (C.Asturiano). Amonestó a Bruno (min.37), Marcos Ruben (min.43), Musacchio (min.66), Borja Valero (min.76) por parte del Villarreal y a Isidoro (min.5), Rubén Castro (min.39), por parte del Betis. NUMBER 1 del Real Betis: Casto. No pudo el Real Betis traerse un resultado positivo de su visita al estadio de El Madrigal y eso que fue el único que buscó el gol. Decía Pepe Mel al término del encuentro que le sorprendió que el Villarreal jugara al contragolpe pese a actuar en casa, y la verdad es que tenemos que hacer nuestras las palabras del técnico. No cuadra que un equipo como el Villarreal, uno de los ‘gallitos’ de la categoría pese al inusual arranque liguero que ha tenido salga en su campo, en su propia casa, a verlas venir. Por ello los pitos y protestas de la grada están más que justificadas pese a la victoria final. El Villarreal se mostró como un equipo rácano, poco ambicioso y demasiado conservador para jugar en casa y llamarse Villarreal, uno de los mejores presupuestos de la categoría. Al Betis no le importó tomar la responsabilidad y el protagonismo del partido. De hecho, ya sabemos que es lo que le gusta a Mel, tomar riesgos y jugar al fútbol por encima de un resultado que todo hay que decirlo cuenta. El Betis fue mejor, llevó el peso del partido, y como se dice en el curso de entrenadores no sólo se hizo con el control del juego sino también con el del partido. Pero una vez más le faltó poner la guinda. Hizo un pastel bello, lindo, pero no supo
decorarlo con ese toque final, la guinda que en este mundo del fútbol se llama gol. Y ese gol no llega. El Betis tiene hipotecado tan preciado valor futbolístico y el equipo lo acusa cada vez más. En El Madrigal, el Real Betis se encontró con un Villarreal rácano y cerrado a verlas venir. Y como en el patio del colegio se cumplió aquello de quien marque gana. El Betis arriesgó, tomó el mando y en su único lunar, una pérdida de balón en el centro del campo que dio pie a un contragolpe rival perdió. Su verdugo, Borja Valero, uno de los futbolistas de más clase de nuestra Liga que con una sutil vaselina materializó una rápida contra, mortal de necesidad para los verdiblancos. Pero el Betis no se vino abajo, todo lo contrario. Y eso que tan sólo habían transcurrido 20 minutos desde el comienzo del partido. Tras el tanto de Borja Valero el conjunto heliopolitano pudo empatar, pero la jugada bien trenzada no pudo ser culminada en gol por culpa del meta castellonense Diego López que con una brillante estirada sacaba lo que parecía el gol de la igualada ante la impotente mirada de Rubén Castro, autor de tan buen disparo. Con el uno a cero se llegaba al descanso. Mel lo intentaba con los cambios y dando el todo por el todo, daba igual perder por uno que por dos. Peor los cambios y el control del partido no daban premio a la insistencia verdiblanca. El Villarreal tuvo un par de ocasiones que salvó bien Casto, acertado pese al escaso trabajo que tuvo en la tarde de ayer. Las ocasiones verdiblancas se sucedían pero sin que el meta local se viera muy agobiado. Los minutos pasaban sin que el Betis tomara aire y así se llegaba al final. El Betis sumaba una derrota, ocho jornadas ya sin ganar, con el empate ante el Málaga como mejor resultado, y con una sequía goleadora que comienza a preocupar a pesar de que como bien recuerda el míster verdiblanco, «mientras que haya ocasiones, el gol llegará». Twitter: @tara11ara