Andrés Palop celebra hoy su cumpleaños de forma muy distinta. En vísperas de un FC Barcelona – Sevilla pero sin su habitual titularidad de los últimos años. Aún así, Andrés sigue dando ejemplo. Aprovecho que es su cumpleaños para escribirle en estos momentos donde su actual situación le recuerda tanto a aquellos años en los que tuvo que marcharse de Valencia para triunfar en Sevilla.
Querido Andrés: Permíteme que te robe unos minutos para hablar contigo aunque sea a través de estas líneas y no como habitualmente cara a cara o en nuestras extensas conversaciones vía twitter o whats app. Un nuevo cumpleaños, 38 ya querido amigo, y las mismas ilusiones de aquel niño que soñaba ser como Arconada mientras que su padre le insistía en la importancia de estudiar y echar una mano en el campo. En tu L’Alcudia del alma. Los años fueron pasando y aquel niño fue creciendo y cumpliendo metas. Ninguna fácil y todas ellas cargadas de sacrificio, dolor, y soledad, pero la sufrida no la elegida. El premio a tanto esfuerzo llegó; primero con el reconocimiento a ese desconocido portero del Villarreal del que ya hablaba todo el mundo, después con el éxito en casa, donde más cuesta, en un Valencia tan grande como injusto fue contigo cuando una caprichosa clausula te impedía jugar por aquellas cosas de los tintes de la suerte y el positivismo (Cañizares para los más despistados). Pero como nadie es profeta en su tierra, mira que cuesta, cogiste una vez más las maletas, a esa esposa fiel que siempre ha estado ahí, y ese proyecto de guardameta bueno (genes no le faltan) y su hermano. Llegabas a Sevilla, una tierra con un color especial, para encabezar junto a los Javi Navarro, Pablo Alfaro, Martí, David Castedo y compañía, un proyecto cargado de ilusiones y escaso de dinero. Aquí los tiempos de crisis se habían adelantado, y es que el sur también es especial para eso. Han pasado siete años desde aquel mágico verano del 2005 en el que llegabas a Sevilla y contagiabas de magia la portería de Nervión. Sin saberlo, recuerdo la primera vez que nos saludamos en la Pizzería San Marco en pleno Nervión, vaticinaste lo que le esperaba al sevillismo. «Vengo a ganar títulos» me comentaste y yo incrédulo pensé: Vaya como se
trabaja Palop el marketing. Con los años descubrí que además de un gran portero y un tipo humilde eras también adivino. Contigo comenzaba la época más gloriosa del Sevilla Fútbol Club, sus años de grandeza en Europa en los que tanto tuviste que ver con aquel gol que marcaste, con aquellas paradas de Glasgow, con los penaltis donde todos volamos contigo a atajar aquella pelota que nos hizo campeones de la UEFA Cup, con la Supercopa de Europa, la de España, las dos Copa del Rey… Te preguntaras porque te cuento todo esto el día de tu cumpleaños ¿verdad? Muy fácil, para decirte que estoy aquí, que aunque la memoria es débil en el mundo del fútbol no lo es en la vida, y a quien escribe estas humildes y sinceras líneas sus padres le enseñaron a ser agradecido, a no olvidar a aquel que te tiende la mano, a ayudar a levantarse al que cae… Tú, sin darte cuenta lo has hecho muchas veces viéndolo como algo normal gracias a tu tremenda humildad. Ahora que el balón no te sonríe como en el pasado, ahora que las palmas y los elogios son para otros, que las paradas llevan otro nombre, ahora que muchos de los que coreaban y aupaban a San Palop se han olvidado de él, quiero que sepas que hay muchos como yo que siguen recordando lo hecho y convencido de que muy pronto volverás a repetirlo. Con ese gesto de rabia y ganador que siempre te ha acompañado, el mismo con el que un día abandonaste Valencia para degustar el sabor de la victoria. Hay quien dice que no hay nadie ni nada eterno. Se equivocan. Pasarán los años, se irán los días de sol y vendrán los de lluvia. Las risas se tornarán en llantos y viceversa, pero cuando celebremos uno, dos o diez centenarios, y alguien hable de lo grande que es el Sevilla, ahí estarás tú: Andrés Palop Cervera. Un gran portero, un hombre sencillo, familiar, un buen padre. Un amigo. ¡FELIZ CUMPLEAÑOS ANDRÉS! Tu amigo José Miguel