El Sevilla FC dio la de arena en Vigo y demostró que hay jugadores que no están ni para ser suplentes. Si Kondogbia y Campaña al menos se dejaron ver, otros como Babá y sobre todo José Antonio Reyes, ofrecieron una lamentable versión que dista mucho de lo mínimo que se le debe de pedir a un jugador de la primera plantilla.
Celta de Vigo: Sergio; Mallo, Cabral, Tuñez, Lago; A. López (Bustos, m. 79), Oubiña, Augusto, Krohn-Dehli; Park (Bermejo, m. 57) y Iago Aspas (De Lucas, m. 82). El Sevilla FC chutó por primera vez a puerta en el minuto 75 de partido (gran cabezazo de Negredo), y por segunda y última con un débil disparo de Javi Hervás en el minuto 89. Ese fue todo el trabajo que tuvo un Sergio que no esperaba ser titular, ni mucho menos ser un espectador más debajo de los tres palos. El Celta de Vigo, que tampoco es que hiciese nada del otro mundo, mereció la victoria porque puso más predisposición e intensidad, pero sobre todo más efectividad, algo de la que se encuentra muy alejado el Sevilla FC. Desde el primer minuto el Sevilla FC dejó claro que no tenía nada que ver con ese equipo que se midió al Madrid y al Barcelona, ni tampoco al de Vallecas o Riazor.
Sevilla Fútbol Club: Palop; Cicinho, Botía, Spahic, Fernando Navarro; Maduro, Kondogbia (Hervás, m. 76), Campaña (Manu del Moral, m. 65); Jesús Navas, Babá (Reyes, m. 45) y Negredo.
Goles: 1-0, m. 60, Iago Aspas (penalti); 2-0, m. 85, De Lucas.
Árbitro: Gil Manzano (Colegio extremeño) amonestó a Krohn-Dehli, Botía y Maduro.
El Number 1 del Sevilla FC: Botía.
Ese fue el pobre bagaje que ofreció un equipo que, al menos hace sólo unas semanas se dejaba la vida en cada balón ante Madrid y Barcelona, pero en la Liga hay que enfrentarse a un total de 19 equipos, y si todo se pone sólo ante los grandes… lo que realmente se hace es demostrar hechuras de equipo pequeño.
Lo de Babá, y sobre todo lo de Reyes, es para que se lo hagan mirar, porque estos jugadores no están ni para ser suplentes en un equipo que su meta es meter la cabeza en Europa.
Una internada de Babá que terminó con el balón paseándose por la portería del Celta, fue todo el bagaje ofensivo de los de Michel. No hubo nada más que llevarse a la boca. Nada de nada.