El Sevilla FC mereció más que el 2-1 que reflejó el marcador del Sánchez Pizjuan. El equipo de Marcelino fue muy superior al de Pelegrini y sólo una falta inexistente pitada por el colegiado, y transformada de forma magistral por Cazorla, maquilla un resultado que debió ser mucho más abultado. El protagonista del partido fue Negredo, que consiguió los dos goles para el Sevilla FC.
Sevilla FC: Javi Varas; Cáceres, Spahic, Escudé, Fernando Navarro (Coke, m. 45); Jesús Navas, Medel, Trochowski, Perotti (Armenteros, m. 65); Manu del Moral (Campaña, m. 73) y Negredo. El Sevilla FC salió desde el pitido inicial decidido a que la noche no se pareciese en nada a la del pasado jueves, y bien que lo consiguió porque en el primer minuto de partido Jesús Navas centra desde su banda para que Negredo, de extraordinario cabezazo, subiera el 1-0 al marcador. El Málaga tocaba bien la pelota, pero nada más, ni tenía ritmo, ni ideas, ni tampoco peligro alguno. Muy pobre bagaje para un equipo confeccionado a base de muchos millones y que sólo chutó una vez a puerta en todo el partido. En cambio Negredo no era ni mucho menos el Negredo del pasado jueves. Esta vez el nueve del Sevilla estaba inconmensurable, anotó los dos goles e incluso dispuso de ocasiones para haber conseguido más. El 2-0 llegó tras un robo de balón de Perotti a Joaquín, que no da una cada vez que visita Nervión. El argentino le pone la pelota en la frontal a Negredo y este consigue anotar de nuevo. La segunda mitad comenzó con Coke en el terreno de juego en lugar de Fernando Navarro, que estaba cuajando un buen partido, por lesión. Por su parte Pellegrini introducía en el terreno de juego a Maresca y Sebas Fernández buscando una movilidad que nunca llegó. Negredo tuvo en sus botas el 3-0, porque la tónica del partido seguía siendo la misma, pero su disparo fue desviado por Caballero. Incluso más tarde perdonó la más fácil de todas de manera increíble cuando se encontraba completamente sólo ante el marco visitante. Todo indicaba que el tercero estaría al caer, pero poco a poco el Sevilla FC comenzó a acusar el esfuerzo del pasado jueves y el Málaga se encontró con un regalo del colegiado en forma de falta al borde del área. El golpe franco es transformado de forma magistral por Cazorla que pone el definitivo 2-1 en el marcador, resultado muy engañoso para los méritos realizados por ambos equipos. Buena imagen del Sevilla FC en el primer partido de Liga. Ni los nervios, ni las dudas por lo acontecido el pasado jueves hicieron mella en el equipo de Marcelino, que no sólo saltó al campo con las ideas claras, sino que además supo ponerlas en práctica.
Málaga CF: Caballero; Gámez, Demichelis, Mathijsen, Eliseu (Monreal, m. 72); Joaquín, Toulalan, Apoño (Maresca, m. 45), Cazorla; Van Nistelrooy y Rondón (Seba Fernández, m. 45).
Goles: 1-0, min. 1, Negredo; 2-0, min. 25, Negredo; 2-1, m. 80, Cazorla.
Árbitro: Delgado Ferreiro. Se inventó la falta que supuso el gol del Málaga. Amonestó a Negredo, Martín Cáceres y Medel, por el Sevilla FC, e incomprensiblemente sólo a Van Nistelrooy por el Málaga CF.
Incidencias: Partido correspondiente a la 2ª jornada de Primera División que es la primera en celebrarse por motivo de la huelga de la AFE. 38.000 espectadores, 1.000 de ellos malaguistas, en el Ramón Sánchez-Pizjuán en una noche calurosa. Terreno de juego en buenas condiciones. Antes del encuentro se guardó un minuto de silencio por los sevillistas fallecidos este año y por el cuarto aniversario del fallecimiento de Antonio Puerta.
El Number 1 del partido fue Álvaro Negredo.
El equipo de Marcelino comenzaba el partido de la mejor manera posible mientras que el de Pelegrini no se enteraba de lo que iba la película.
El conjunto sevillista dejaba así la presión por la eliminación europea a un lado y estaba en perfecta sintonía con una grada que estuvo en todo momento alentando a los suyos.
En la primera parte el Málaga no existió porque el dueño del partido, y el que disponía de todas las ocasiones de gol, era el Sevilla FC, que se marchó a los vestuarios con la grada puesta en pie y regalándole a los suyos una tremenda ovación.
