La clave del Sevilla actual la marca Negredo cuando al finalizar el partido de Valencia comenta la frase que da título a esta reflexión: «No se puede echar nada en cara a este equipo».
Al equipo después de perder un encuentro donde se ha enfrentado a una plantilla veterana con la mayoría de sus futbolistas apurando su etapa en la élite del futbol español, no se le puede exigir nada porque hemos tenidos tres ocasiones claras de gol, mayor posesión de balón sin profundidad, se ha cambiado el esquema jugando con tres defensas en la segunda parte sin trabajarlo y le hemos regalado un gol al equipo contrario. Si extraemos esta locución del contexto del partido de ayer nos damos cuenta de la realidad de una plantilla que no tiene nivel para la ambición y los objetivos que demandaba su presidente al inicio de la temporada. Se ha comentado desde la institución que nos encontramos ante un inicio de ciclo pero con unas condiciones totalmente diferentes al comienzo de la anterior etapa. Cuando José María del Nido accedió a la presidencia consiguió ilusionar a la afición con un esquema de trabajo acorde a la sociedad, aprovechando al máximo los recursos deportivos y económicos, trabajando de forma coherente y dando sus frutos con un crecimiento constante del club que se vio reflejado con la consecución de los títulos obtenidos y un Sánchez Pizjuán repleto cada domingo llegando a alcanzar la cifra de 41.500 socios. En mi opinión nuestro primer mandatario debería ser más realista, sensato y prudente con sus afirmaciones porque crea unas expectativas en la afición que pueden ser infundadas y da pie a esa decepción que se evidencia cada jornada cuando el equipo no responde en el césped a los sueños creados. Debemos ser conscientes que uno de los grandes errores que se ha producido como he comentado anteriormente en otro artículo se comete cuando nuestro entrenador se mira en el espejo de Juande Ramos y no en el de Joaquín Caparros, en Sevilla no se entiende un proyecto sin contar con la cantera hecho que está sucediendo en este momento con la actitud de Marcelino García. La secretaría técnica necesitó cuatro temporadas para formar aquel conjunto de futbolistas y que nada tiene que ver con la calidad del que se ha constituido en la actualidad. Si comparamos ambos onces podemos decir con total seguridad que ningún componente del equipo inicial que jugó en Valencia tendría un puesto de titular en aquel. Por lo tanto no entiendo que se exponga en público que el objetivo de este año es optar al tercer puesto del campeonato que lo único que conlleva es crear una sensación de fracaso que realmente no es cierta si desde dentro de la sociedad se habla con claridad y fundamento de cuáles son las opciones verdaderas de esta plantilla que no es otra que optar a la Europa League y con un poco de suerte viendo el nivel de la liga española poder ser cuarto. Álvaro Negredo ha puesto el dedo en la llaga y ha dado la razón con este comentario a los que piensan distintos que el consejo de administración que las cualidades en muchos casos están por debajo de las perspectivas creadas y como consecuencia en el partido de ayer no se les puede echar nada en cara porque no es lo mismo exigirle al delantero de la selección de Brasil en un Mundial que al de España en un encuentro frente a Luxemburgo. Juan Medrano.
Este periodo se emprende con un guión totalmente equivocado con respecto al de hace aproximadamente una década, la entidad no tiene las estructuras ni el presupuesto para transformar la nómina de jugadores en un verano y seguir optando a los primeros puestos de la clasificación en la campaña posterior.
La duda surge cuando no se sigue las mismas pautas y la ilusión se convierte en desilusión como ocurre estos últimos años.