El Sevilla FC venció al Eibar con sufrimiento en un nuevo mal partido de los de Lopetegui. Ocampos se erigió como héroe y salvador de la noche, pues no solo anotó el tanto hispalense, sino que tuvo que ponerse de portero en la última acción del encuentro por lesión de Vaclik y paró un gol cantado. La Champions, más cerca.
SEVILLA FC: Vaclik; Navas, Diego Carlos, Sergi Gómez (Gudelj, 79), Escudero; Fernando, Banega, Óliver Torres (Jordán, m. 62); Ocampos, Munir (Suso, m. 79) y De Jong (En Nesyri, m. 62). EIBAR: Dmitrovic, Tejero, Burgos, Paulo Oliveira, Soares, Pape Diop (De Blasis, m. 77), Sergio Álvarez, Edu Exposito (Kike García, m. 68), Cristóforo, Inui (Pedro León, m. 77) y Sergi Enrich (Atinza, m. 88). GOLES: 1-0, m. 55: Ocampos. ÁRBITRO: Mateu Lahoz (C. Valenciano). Amonestó a Sergi Gómez y Banega. INCIDENCIAS: Estadio Ramón Sánchez Pizjuán NUMBER 1 DEL SEVILLA: Ocampos El Sevilla venció la noche más indicada para hacerlo. Ninguno de sus inmediatos perseguidores habían ganado sus respectivos encuentros, por lo que los tres puntos en esta liga tan vertiginosa eran innegociables. Lo consiguió, no sin sufrimiento. No estuvo cómodo en ningún tramo del partido y el Eibar, con poco, supo generarle problemas, principalmente en los minutos finales. Salió Lopetegui de inicio con un once para mantener el dominio de balón y someter al conjunto de Mendilíbar, pero lo cierto es que de nuevo el equipo visitante le ganó la partida, como hizo el Valladolid. Son muchos los equipos que tienen claro que defender con orden al Sevilla, con un bloque medio y una buena presión es suficiente para ponerle en apuros. Espeso, errático y muy inconexo el Sevilla en toda la primera mitad. Con todo ello, dispuso de un par de ocasiones importantes que Dimitrovic se encargaría de despejar. Se iba al descanso de nuevo dando imagen de impotencia y escasas ideas ofensivas. Lopetegui decidió no mover nada en el segundo periodo y la jugada, de forma inesperada, le iba a salir bien.
Y principalmente se debería a que en sus filas cuenta con dos hombres capaces de desatascar cualquier partido. Uno de ellos es Navas, incombustible, que se sacó el enésimo centro medido (esta vez con la izquierda) para que Ocampos, otro que tal baila, definiera a contrapié con una buena estirada. Se ponían por delante los de nervión, sin apenas generar un caudal ofensivo importante. El partido entraría en un tramo tedioso en el que el Eibar presionaba y peleaba más y mejor que el Sevilla, pero sin llegar al área de Vaclik. Lopetegui introdujo cambios que no cambiaron en exceso la cara del equipo, más bien lo hizo recular, aunque no de forma tan descarada como en anteriores encuentros. Los armeros introdujeron todo su arsenal y la iban a tener casi sobre la bocina. Kike García remataba al palo una jugada que encogió los corazones sevillistas. En dicha jugada se lesionaba Vaclik y su lugar debía ocuparlo un jugador de campo. El voluntario fue Lucas Ocampos, que se iba a erigir como salvador en la jugada siguiente, la última del partido. Una jugada rocambolesca y surrealista, por el orden invertido de los protagonistas de la misma. El Eibar colgaba un balón en el área con exceso de jugadores en ella, lo que provocaba un barullo en el que nadie conseguía despejar el balón. Éste le llegaba a Dimitrovic en el punto de penalti, que había subido a rematar, y su disparo lo atajaba el propio Lucas Ocampos. Con esta acción se acababa el encuentro. Se le aparecieron los ángeles al equipo de nervión. Ángeles argentinos. Los tres puntos abren un colchón importante en la cuarta plaza, que ya mantiene a seis puntos por encima del Villarreal. La próxima jornada es clave. Si el conjunto hispalense es capaz de vencer en Bilbao, la Champions será prácticamente una realidad. Lo tiene en su mano. Este equipo tiene mucho bueno, pero también numerosas mejoras que solo un presupuesto Champions se puede permitir. Twitter: DAVID RUIZ @DavidRM19 Fotos: QUICO PÉREZ VENTANA @perezventana
