David Ruiz

Sevilla FC 1 – 1 Valencia CF – Bono salva un partido surrealista

Escrito por David Ruiz. Creado en Sevilla FC

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El Sevilla FC sacó un punto de difícil catalogación. La primera parte fue desastrosa, con un Valencia aseado que desarboló la inexistente estructura hispalense. Lo mejor fue el resultado. En la segunda los cambios mejoraron al equipo, empató y pudo incluso remontar, pero al final reinó la locura. Una roja al Papu fue rearbitrada para pitar penalti para el Valencia, que paró Bono para salvar los muebles una vez más. Con Sampaoli vuelve la locura y hoy nervión fue testigo de ello.

 

SEVILLA FC: Bono; José Ángel Carmona (Jesús Navas 31′), Nianzou (Kike Salas 58′), Acuña (Delaney 46′); Montiel (Lamela 46′), Óliver Torres, Gudelj, Alex Telles; Isco (Rakitic 69′), Papu Gómez; y Rafa Mir.

VALENCIA: Mamardashvili; Thierry Correia, Diakhaby, Cömert, Gayà; Musah (André Almeida 75′), Guillamón, Ilaix Moriba (Gabriel Paulista 75′); Foulquier (Nico González 72′), Lino (Kluivert 63′) y Cavani (Marcos André 63′).

GOLES: 0-1 (6′) Cavani; 1-1 (86′) Lamela.

Árbitro: Soto Grado (riojano). Roja directa a Kike Salas (101′). Amonestó también con amarilla a los locales Delaney, Kike Salas, Rakitic, Papu Gómez y Jorge Sampaoli (entrenador), así como a los visitantes Lino, Foulquier, Kluivert, Nico González, Gayà y Diakhaby.

Incidencias: Estadio Ramón Sánchez Pizjuán ante 37.000 espectadores

El Number 1 del partido: Bono

Tardará el aficionado sevillista en olvidar el encuentro ante el Valencia de hoy. Y no es buena noticia. Un partido en el que se dio un claro paso atrás en la reconstrucción que pretende Sampaoli, que, por momentos, se mereció ganar y que al final se celebró no perder. Una locura que pareció afectarle desde el inicio a los jugadores, perdidos, nerviosos y totalmente dominados tácticamente por el Valencia.

Los de Gatusso presionaron bien y desactivaron a un Sevilla sin respuesta. Isco actuaba como mediocentro y Acuña de central, lo que dejaba claro que la intención de Sampaoli solo estaba en su cabeza. Ningún jugador pareció entender nada, como la grada, que veía a su equipo deambular por el campo intentando algo que no salía. Tan solo Rafa Mir, y desde su autosuficiencia, fue capaz de generar algo, pero su equipo ya iba perdiendo.

Y lo haría con un centro lateral fácil sin oposición que Cavani remataba a gol después de la pasividad de Carmona y las dudas de Bono. El marroquí iba a acabar salvando los muebles, pero el canterano pagaría los platos rotos. Varias acciones posteriores iban a denotar que el visueño no estaba en el partido. Lo cierto es que no era el único, pero sí el que más evidenciaba que necesitaba ser cambiado. Y Sampaoli lo hizo en el 30.

Un duro palo para el chaval, que deberá salir reforzado mentalmente después de una situación difícil. Sampaoli habría cambiado a los once, pero la mayor crítica debió hacerla sobre sí mismo. Solo él entendió lo que quería para su equipo. Al menos, su Sevilla se marcharía al descanso con solo un gol de diferencia, lo que le permitiría reajustar sistema y jugadores para afrontar mejor la segunda mitad.

Y la mejoría llegó, especialmente a partir del minuto 60. Un par de ocasiones seguidas y un gol anulado a Rafa Mir espolearon a jugadores y afición. Fueron uno durante 10 minutos y ahí el Sevilla mereció el empate. Lo curioso sería que no lo iba a conseguir ahí, sino en el 85, cuando ya parecía que se apagarían sus opciones. Lamela aprovecharía una buena prolongación de Kike Salas, que salió por el lesionado Nianzou, para marcar de córner.

Aquí llegó el surrealismo del encuentro. El Sevilla se desató, fue puro corazón. Olvidó lo que quería Sampaoli y empezó a ir a la guerra de forma desesperada. Casí consigue ganarla. Palos, ocasiones claras y centros peligrosos que venían más del nerviosismo del Valencia que de la intención racional sevillista. Pero cuando todos esperaban el tanto que levantara todo Nervión, llegaría la ducha de agua helada.

Un error grosero de Navas como último hombre propiciaba una contra letal del Valencia. Papu la paró con una entrada de roja, pero la jugada siguió y, pese a no acabar en gol, sí acabó con un empujón claro de Kike Salas sobre Kuivert en el área. El árbitro pitó en primera instancia la roja al Papu, luego el VAR le corrigió para que revisara la acción de Kike Salas, que sería la que finalmente prevalecería. Penalti y segunda amarilla para el canterano.

Solo quedaba atenerse a un milagro y este iba a aparecer. Bono pararía el penalti de Gayá y salvaba un punto para un Sevilla surrealista que acabó exhausto. Tuvo uno menos los minutos finales, pero se dedicó más a atacar a la desesperada y el partido tornó en un encuentro de aficionados sin táctica alguna. Se celebró el pitido final. Era lo mejor que podía pasar para un partido que tuvo de todo menos seriedad sevillista.

Twitter: DAVID RUIZ @David_ruizm

Fotos: Sevilla FC