El Sevilla FC estará en la próxima edición de la Champions League tras vencer al Granada por dos goles a uno. Los de Lopetegui completaron un excelente encuentro que se desdibujó en los minutos finales con un penalti que anotó Soldado y el esperpento colegial. De Burgos, que pitó el final del encuentro un minuto antes de lo que debía, pidió la reanudación cuando los jugadores estaban casi en la ducha.
SEVILLA FC: Bono; Navas, Koundé, Diego Carlos, Acuña; Fernando, Rakitic (vázquez, 86′), Gómez (Torres, 73′); Suso (Jordán, 59′), De Jong (En-Nesyri, 59′), Ocampos (Gudelj, 86′) GRANADA CF: Silva; Díaz, Nehuen (Quini, 46′), Germán, Neva (Molina, 72′); Gonalons (Montoro, 59′), Yangel; Foulquier, Puertas, Kenedy (Marín, 46′); Suárez (Soldado, 68′) GOLES: 1-0 M.16 Rakitic. 2-0 M.53 Ocampos. 2-1 M.90 Soldado. ÁRBITRO: De Burgos Bengoetxea (vasco). Mostró amarilla a Acuña, Koundé, Kenedy, Puertas NÚMERO 1 DEL SEVILLA FC: Papu Gómez Tarde doblemente histórica la que se vivió en el Sánchez Pizjuán. La deportiva, la que le interesa a los aficionados hispalenses, fue que el Sevilla consiguió una nueva clasificación para la Champions League de la temporada que viene a falta de cinco partidos. La insólita y ridícula, la que perpetró el colegiado en los minutos de descuento. Pitar el final de un encuentro por error y reanudarlo 10 minutos después no se verá muchas más veces en el fútbol. Pero si el Sevilla estará en la próxima edición de la liga de Campeones no será por ridículas decisiones arbitrales, sino por ser un equipo en mayúsculas. Un equipo comprometido, bien entrenado y que ha sabido gestionar de forma sublime este último mes y medio de campeonato. 21 de 23 puntos posibles para afianzar la cuarta plaza y soñar con llegar hasta el final con opciones al título liguero. El partido estuvo claramente controlado por el Sevilla. La primera mitad, con Papu y Rakitic jugando juntos, fue hispalense. El croata completó su mejor encuentro como sevillista y el argentino empieza a dar señales del enorme talento que atesora. Ambos fueron los protagonistas del primer tanto, donde un penalti claro sobre el Papu era transformado por el diez sevillista.
Ese fútbol de control impidió al Granada inquietar la meta de Bono en toda la primera mitad y gran parte de la segunda, cuando solo a raíz de los cambios ofensivos de Diego Martínez se vio a un conjunto andaluz con algo de mordiente ofensiva. Mordiente que los de Lopetegui controlaron bien y que se encargaría de cerrar Ocampos con un segundo tanto que dejaba tocado a los nazaríes. Su gol llegó tras una conexión argentina con el Papu que celebró con rabia. Ocampos está completando una buena temporada que puede quedar marcada por su falta de gol y sus fallos desde los once metros en días clave. Pero él siguió trabajando, como lo hace cada día. Su equipo mantuvo el tipo, pero, cuando parecía que el final era lo mejor para todos, llegaría el esperpento de la tarde. Primero Soldado se encargaba de ponerle salsa al descuento anotando un penalti por manos de Acuña. El colegiado dio cuatro minutos de alargue. Eran cuatro minutos con los que el Granada soñaba con hacer lo que no había conseguido en los otros 90, pero de Burgos iba a ser protagonista. Pitó el final del encuentro en el 93, generando incertidumbre en los jugadores granadinos, que se avanzaron sobre él. La mayoría de jugadores, incluidos los de Diego Martínez, se marchaban ya al vestuario resignados por la decisión del colegiado, que repetía constantemente que su decisión era la correcta, hasta que le advirtieron lo contrario. Había pitado en el 93 cuando debía jugarse hasta el 94, el error era del propio de Burgos. Este no se lo pensó y mandó la reanudación pidiendo disculpas a todos. Las risas y la incredulidad general se apoderó del Sánchez Pizjuán. Muchos jugadores enfilaban ya la ducha y tuvieron que volver, otros, como Fernando, había intercambiado su camiseta y Acuña no tenía ya ni las espinilleras puestas. Un esperpento que acabó reanudándose. Se jugó ese minuto que faltaba y que el Sevilla controló bien. Se podía decir que el Sevilla ganó dos partidos, pero solo por hacer el chiste. Por suerte hispalense, quedará en anécdota de zapping. 70 puntos a falta de cinco jornadas con la cuarta plaza atada. Ese es el trabajo de Lopetegui, al que aún le queda la guinda. Una guinda utópica como es ganar la liga y otra más posible como quedar terceros en la clasificación. Ahora mismo en el Sevilla solo se quiere disfrutar de lo conseguido, pero solo hasta mañana, donde se volverá a competir por lo máximo posible. Este es el Sevilla que ha creado Lopetegui. Un Sevilla de élite. Por : DAVID RUÍZ Fotos : QUICO PÉREZ VENTANA @perezventana by @Number1Sport
