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VERGÜENZA
junio 11th, 2013Esto es tan absurdo como que una familia que no tiene para comer se preocupe por comprar un buen betún porque el que tienen no da un buen brillo a los zapatos. Es una alarmante distorsión de la realidad que debe ser debida a algún tipo de enfermedad o a una carencia de vergüenza rayana a lo escandaloso.
Me refiero a las declaraciones del señor Tebas que hoy vienen recogidas en la prensa. Después de despacharse a gusto diciendo que el reparto de los derechos televisivos en Alemania o Inglaterra no es justo porque es demasiado igualitario (lo cual supone una contradicción de por si), este personaje cambia de tema y expresa su motivación por encontrar los medios para que la Liga Española continúe penetrando en el mercado asiático, haciendo referencia al tema de los horarios. Es decir, a que será necesario adaptar los horarios de los partidos para hacerlos atractivos a los chinos, coreanos, japoneses y demás ciudadanos del Lejano Oriente. Lo dicho, yo no sé si este hombre sufre algún tipo de trastorno, si la palabra vergüenza no está en su diccionario o si nos quiere tomar por tontos. O simplemente si es que es así de inepto. Es verdaderamente increíble que sea esa la preocupación del nuevo presidente de la Liga. Con multitud de equipos que han estado, están o estarán en situación concursal; con el nivel de las deudas con Hacienda y otras entidades públicas disparadas; con clubes haciendo encaje de bolillos para elaborar unas plantillas cada vez más devaluadas; con un estamento arbitral… digamos que tan exageradamente influenciado por el entorno que se da la circunstancia que Real Madrid, Barcelona y Atlético no han sufrido ningún penalty en contra en toda la temporada, mientras que otros equipos se suben por las paredes por los continuos errores perpetrados en su contra; con una escandalosa diáspora de
jugadores y entrenadores que abandonan nuestra liga para irse a esas otras en las que los repartos televisivos no son nada justos según él; con la totalidad de los clubes que no son los dos grandes (y un poco el Atlético) incapacitados para entrar en una puja para fichar a cualquier jugador medio destacado, si en esa puja interviene algún club de esas ligas con repartos tan injustos. Pues bien, el responsable de arreglar este desastre dice que el reparto igualitario es injusto y que su preocupación actual es la de tomar las medidas necesarias para penetrar en el mercado asiático. Lo dicho, como si una familia que no tiene para comer se preocupa por la marca de betún a utilizar para sacar mejor brillo a los zapatos. Vaya vergüenza. Twitter: @Ravesen_
Y no importa que estos últimos sean recién ascendidos a las mismas. Con un equipo obligado a recurrir ante el TAS para intentar que le dejen jugar competición europea, ya que está sancionado por no pagar. Con otro club esperando en capilla para recurrir también en función del resultado del primer recurso (que vaya vergüenza para nuestra competición que se de una situación así, una cola de tramposos que buscan que les pasen por alto sus trampas). Que, como consecuencia de ello, es posible hasta que el noveno clasificado vaya a la Europa League. Y, en definitiva, una liga en la que un clasificado para la Champions ha terminado la temporada más cerca del descenso que del título.
Y los alemanes hicieron la justicia que a nosotros se nos niega
abril 26th, 2013Después de las humillantes derrotas sufridas por Real Madrid y Barcelona esta semana en Alemania, una gran parte del sevillismo (y supongo que de otras aficiones también) se ha estado riendo de ellos y mostrado una satisfacción que en principio podría parecer absurda, ya que su equipo no estaba involucrado en esa guerra.
Vaya por delante que a mi me parece hasta patético alegrarse de las desgracias ajenas. Nosotros, los sevillistas, nos metemos con los béticos porque ellos lo hacen a menudo cuando dichas desgracias sobrevienen a nuestro equipo. Consideramos que eso es un reconocimiento implícito de nuestra grandeza. De que ellos son más pequeños. Sin embargo, y dicho esto, yo no he podido evitar alegrarme también de la caída de los grandes españoles en tierras germanas. No puedo hablar por los demás, pero sí por lo que siento yo. Y lo que siento yo no tiene nada que ver con grandezas o pequeñeces, sino con justicia. Yo no me alegro de que equipos que no tienen nada que ver con el mío pierdan en una competición en la que no está presente el Sevilla. Yo me alegro de que esos equipos reciban lo que merecen, ya que la oportunidad de hacerlo se nos niega a nosotros por medios que no tienen nada que ver con el deporte. Voy a intentar explicarme. En el deporte, los conceptos de victoria, derrota, incluso de humillación son inherentes al mismo. En una competición, uno gana y otro pierde. Y el que gana puede llegar a aplastar o humillar a su contrario. Esto es así y no creo que nadie se escandalice. Si juegas a algo, tu rival es mejor y te gana, pues bien por él. Y si mañana te vuelves a enfrentar a él y has aprendido de tu errores, pues tienes la oportunidad de tomarte la revancha (otro concepto inherente al deporte). Si luchas, trabajas duro, explotas tus virtudes y eres capaz de anular las de tu rival, le puedes ganas, aunque ese rival sea, en teoría, mejor que tú. Y eso te genera una enorme alegría. Hablo de deporte. Puro y duro. Sin embargo, eso no se produce de ese modo en el fútbol español. En el fútbol español, lo normal es que los grandes te ganen. Incluso que te aplasten. Pero cuando tú has luchado, has trabajado duro, has explotado tus virtudes y has sido capaz de anular las de tu rival hasta el punto de ponerle contra las cuerdas y aspirar a ganarle, comienza lo otro. Las otras artes. Las cosas raras. Un árbitro que te pita en contra (siempre en tu contra, nunca a tu favor), un comité que utiliza una vara de medir distinta, una prensa militante que miente descaradamente para hundirte y ensalzar al otro, una empresa televisiva que te impone continuamente unos horarios demenciales… Cualquier aficionado en sus cabales entiende que un árbitro se puede equivocar, pero no que lo haga siempre en un sentido, o que un comité sancione o perdone a un jugador en función del equipo en el que juegue.
Ese mismo aficionado acepta que, dados los contratos televisivos que existen y el dinero que dejan, haya ocasiones en las que te toque un partido en lunes, pero no que siempre sea así para unos, y nunca para otros. Podemos comprender que en Madrid se defienda a los equipos de Madrid, pero no que se mienta y se manipule. Me estoy acordando del día en el que Diarrá partió la cara a Crespo y no se llevó ni la amarilla. Recuerdo, en concreto, una foto en la que se ve perfectamente la jugada, y al fondo podíamos divisar a Adriano con algodón taponándole la nariz porque, un momento antes, creo que fue Guti quien le agredió sin tampoco recibir sanción. Recuerdo también que el Sevilla ganó aquel partido por 2-0. Y, por último, recuerdo que la portada del día siguiente de un diario madrileño fue algo así como “robo al Madrid” porque, cuando ya íbamos ganando por ese 2-0, Sergio Ramos fue expulsado por ver una segunda amarilla que podía ser dudosa. Estas humillaciones extradeportivas están a la orden del día. Son continuas. A Luna le sancionan con dos partidos por decir “pita alguna, hombre” y a Diego Costa le quitan la amarilla. Al Sevilla le ponen una multa por aquello de “Ujfalusi, muérete”, pero se mira para otro lado cuando lo de “Puerta se marea”. Podía seguir todo el día contando casos y me dejaría muchos en el tintero. Humillación tras humillación, siempre extradeportivas, una afición se llega a sentir eso, humillada. Y sin posibilidad de revancha, porque no hablamos de deporte. Esto ha sido así toda la vida. Toda la vida. En 2007, cuando por una vez hicimos las cosas tan bien en lo deportivo que llegamos a optar a ganar la liga, nos impidieron hacerlo con métodos extradeportivos. Insisto, y sin posibilidad de revancha, ese concepto inherente al de deporte. Todo equipo derrotado, y mucho más humillado, necesita tener la posibilidad de resarcirse. Al menos la posibilidad. Y si la tiene y no lo consigue porque el rival sigue siendo mejor, pues se entiende. Pero a nosotros no nos dan esa posibilidad. No nos dejan, nos mangonean continuamente. Nos humillan una vez, dos veces, tres veces…, infinitas veces. Y sentimos que es injusto, pero los encargados de impartir justicia, también nos humillan. Resultado: como no nos dan a nosotros la oportunidad de resarcirnos, de tomarnos revancha, nos alegramos cuando son otros los que les ganan. Y no nos alegramos por esas derrotas en sí, sino porque, por fin, alguien les pone en su sitio. Alguien hace justicia. Alguien se toma la revancha, que a nosotros se nos niega continuamente utilizando métodos antideportivos. Y este, y no otro, es el motivo por el que yo no puedo dejar de alegrarme por esas derrotas. Aunque reconozca que es algo patético. Twitter: @Ravesen_
Meras comparsas
diciembre 12th, 2012En estos últimos días han causado cierto estupor unas palabras de Sergio Ramos, quejándose de que las actuaciones de los árbitros les están perjudicando esta temporada. Por supuesto, es del todo indignante que un jugador del Real Madrid se pronuncie en esos términos, pero creo el que piensa así lo hace porque no se pone en la piel de quien ha dicho tal cosa.
Hay que tener en cuenta que, desde hace ya un tiempo, la liga española es cosa de dos. Los otros dieciocho no son más que meras comparsas. A veces hasta molestas. Ningún equipo que no sea Real Madrid o Barcelona tiene importancia alguna, y eso es algo que los jugadores de dichos equipos deben tener completamente asimilado, hasta el punto de perder la noción de la realidad. Me refiero a la realidad que dice que hay vida más allá de los dos mastodontes. Cuando Sergio Ramos habla de que los árbitros les están perjudicando, lo hace refiriéndose a una comparación con el Barcelona. Es lo único que tienen en la mente, no piensan en otra cosa. Que un jugador del Real Madrid se queje de los árbitros, con la que estamos pasando los sevillistas (por ejemplo) esta temporada al respecto, es de juzgado de guardia. Pero es que yo creo que el defensa madridista tiene bastante poca idea de lo que ocurre en su antiguo equipo. Está imbuido en lo que rodea a su club actual y lo demás le suena muy lejano. Casi imperceptible. De todos modos, ¿qué importa lo que pase en Sevilla, en Valencia o en cualquier parte del mapa futbolístico español? La liga española es Madrid y Barça. Es así como se deben interpretar este tipo de declaraciones. Los demás somos anexos necesarios, pero prescindibles. Hasta este punto hemos llegado. El fútbol español está muriendo y no hay mejor muestra de ello que declaraciones tan absurdas como esta de la que hablo. Los clubes andan endeudados hasta las cejas, apenas se mueven los mercados de fichajes cuando se abren los plazos, los impagos a los jugadores están a la orden del día, los buenos jugadores, o fichan por Madrid o Barcelona, o acaban yéndose al extranjero. Cualquier club medianito de Inglaterra, o incluso de Alemania, es capaz de arrebatar un fichaje al equipo español en el que queráis pensar que no sean los dos grandes. Los estadios se vacían, el potencial de los equipos se iguala porque los buenos son cada vez más malos y los malos lo siguen siendo igual. Todo eso ocurre en la liga española, y les pasa a todos, salvo a Madrid y Barcelona. No creo que esté muy lejano el día en el que la liga española se decida en una eliminatoria a doble partido entre los dos grandes, toda vez que cada uno ganará sin despeinarse demasiado todos los demás encuentros. Y lo que falle uno contra alguna comparsa que se suba a las barbas se compensará con lo que falle el otro, que en fallos también suelen andar igualados. Incluso, diría que esa situación se empieza a dar ya, al menos es algo que tienen en mente los jugadores. Por tanto, si un árbitro se equivoca contra uno de ellos en un momento dado, puede motivar que una de esas comparsas de la campanada y esos fallos son graves porque descompensan la igualdad. Esa igualdad que se tendría que deshacer en los enfrentamientos directos. Para colmo, el Madrid este año anda lejos del liderato, han fallado demasiado. Por tanto, deben estar subiéndose por las paredes. Como para permitir fallos arbitrales en su contra. Eso sí, a los demás no nos queda otra que seguir indignándonos. Pero es que ellos hablan de otra cosa. Ellos no se refieren a nosotros, los mortales. Ellos van a lo suyo, hablan de lo suyo, se preocupan de lo suyo. Nosotros y los otros diecisiete no somos más que esos. Meras comparsas. Twitter: @Ravesen_
El Timo del Balón de Oro
diciembre 3rd, 2012Esta mañana, en el telediario de TVE, la que pagamos todos, abrieron la sección de deportes con un partido intrascendente que enfrentará mañana a Real Madrid y Ajax en el Bernabéu. Intrascendente porque el Madrid ya está clasificado, pero que ellos convirtieron en interesante porque en el último partido de los de Mourinho, Cristiano volvió a celebrar un gol con algo de alegría. Y quieren usar ese partido como prueba de que el portugués está otra vez contento.
Luego dijeron algo sobre el récord del Barcelona (que no se habría producido sin el robo en el Sánchez Pizjuán, entre otras cosas), y ya después mencionaron que ayer se jugaron otros partidos que enfrentaron a algunos de los sparrings de los dos grandes. Por citarlos, supongo, que no se diga. Mientras, hoy, lunes, laborable, a las nueve y media de la noche, el Sevilla jugará su partido contra el Valladolid. Partido que acabará cerca de la hora de las brujas y que pasará totalmente desapercibido. Mucha gente, niños sobre todo, no podrá ir. Unos porque tienen que trabajar y otros porque, como no trabajan, no se pueden permitir ese lujo. Seguramente pensando en algunos de estos últimos, el club ha puesto a la venta entradas a un precio bastante asequible. No está mal como medida para que haya algo de ambiente en las gradas, pero conviene recordar que el Sevilla (y resto de clubes también) tienen bastante culpa de esto que está ocurriendo. Puede que no les quede más remedio, pero tienen bastante culpa. Es cierto que, dentro de ese resto de clubes, el Sevilla es de los más dignos, por decirlo de alguna manera, por ser quien lidera esa lucha por un reparto justo de los derechos televisivos. Porque está claro que el quid de la cuestión está en los derechos televisivos. Estos horarios demenciales que están destrozando la afición al fútbol (y con ello la liga española) se imponen para que las televisiones puedan retransmitir todos los encuentros sin que ninguno pise a otro. Y, claro, han de cuadrar dichos horarios con la normativa que dice que los equipos que compiten en Europa necesitan ciertas horas de descanso y también con el imperativo comercial de poner a los grandes en hora punta. Todo es un negocio, todo depende del dinero. Las operadoras necesitan recaudar para poder mantener los contratos televisivos. Y los clubes hocican porque esos contratos televisivos son la base de sus presupuestos. Y mucho más ahora que la cosa está tan cortita. Por tanto, el Sevilla, que este año no compite en Europa, pero cuyo caché sigue siendo importante, es carne de partidos en viernes y lunes, los días en los que el único operador que emite en abierto retransmite partidos. Y como no se puede rebelar ante eso porque depende económicamente de esos operadores, pues a joderse tocan. El problema, no obstante, es que esto no tiene visos de cambiar, sino todo lo contrario. Con la inmensa mayoría de los clubes ahogados económicamente, ¿en qué cabeza cabe rebelarse ante esto, con el riesgo consiguiente de que los dineros a repartir por televisión mengüen? Si es la base de esos ya de por sí pírricos presupuestos. Pues eso, que para que esos pírricos presupuestos se puedan mantener, hemos de aguantarnos con un reportaje sobre la vehemencia con que Cristiano celebra sus goles. Y a los demás, que nos den. Que nos den porque nos tienen comprados (cogidos por los huevos se dice en mi pueblo, pero es que allí somos muy brutos). No hay forma de cambiar el estatus porque eso puede ser sinónimo de desaparición para muchos clubes. Ni más ni menos. Por tanto, es difícil conseguir adeptos para ese objetivo y supongo que ese es el motivo por el que el asunto apenas avanza. Lo que pasa es que, entre tanto, la liga está muriendo. Los estadios están vacíos, los clubes son cada vez más pobres, jugadores que en otras épocas se quedaban aquí, en equipos de la zona alta, ahora se van al extranjero (Cazorla, Borja Valero…). Y todo esto será sinónimo de desaparición de los mismos clubes de los que hablaba antes. No ahora, pero sí en no mucho tiempo. A no ser que se haga algo. Pero la liga en su conjunto proporciona dinero gracias a los dos grandes. Y en vez de convertir en más rentables a los medianos por el bien de dicho conjunto (como hacen en Inglaterra), se están exprimiendo a los poderosos hasta cosas tan absurdas como la noticia de esta mañana. La diferencia se está agrandando cada vez más y la cosa tiene cada vez peor pinta. Eso sí, siguen habiendo muchos que se convencen a sí mismos de que tenemos la mejor liga del mundo porque los tres finalistas del Balón de Oro juegan en España. Y yo no puedo evitar pensar que eso es simple y llanamente un timo. El timo del Balón de Oro, aunque creo que hay cada vez más gente que no se deja embaucar. Hubo una época en la que jugar un partido un domingo a las doce de la mañana era algo completamente inverosímil. Al menos en Primera División. Eso era así hasta hace no tanto y como caso curioso, había un equipo que se caracterizaba por eso, por jugar sus partidos en casa a esa hora. Era el Rayo Vallecano, aunque sus pasos por la élite solían ser bastante efímeros. El Rayo solía ser el tercer equipo de Madrid, al menos antes de la irrupción del Getafe, y se decidía por ese horario para no coincidir con Real Madrid y Atlético. Era una curiosa forma de diferenciarse de ellos y se trataba de algo que le hacía de alguna manera especial. Hoy día, eso ya no se da porque quienes ponen los horarios en la liga se han apropiado de esa técnica para aplicarla a lo bestia con todos los equipos. En el fondo es lo mismo. Con tal de que Madrid y Barça jueguen en horario de máxima audiencia y que no haya ningún otro partido que pueda distraer a nadie, montan la escabechina que haga falta, se lo llevan todo por delante y quien se moleste, pues que se aguante. En la actualidad, en todas las jornadas se juega un partido el domingo a las doce. Y a las cuatro, y a las seis, y el lunes a las nueve y media. Nunca coinciden dos partidos en el mismo horario, aunque, eso sí, los grandes casi siempre juegan en la franja de máxima audiencia. Esto es algo que sufren todos los clubes, pero lo que está pasando con el Sevilla pasa de castaño oscuro. En las ocho jornadas que se llevan, el Sevilla ha jugado en viernes, sábado, domingo por la mañana y lunes. Nunca en domingo por la tarde y esta semana nos toca de nuevo el horario clásico del Rayo Vallecano. El propio Michel reconocía ayer que jugar en un horario tan peculiar supone cambiar muchas cosas: sistemas de entrenamientos, horarios, alimentación, etc. Y que el futbolista moderno se debe acostumbrar a eso. Y lo cierto es que lo entiendo perfectamente.
El Galimatías
octubre 27th, 2012