RENOVARSE «Y» MORIR. Por Carlos Romero.
Le decía ayer a una amiga que nunca vi a los Biris en tal estado de cabreo como ayer mismo. Ni tan siquiera cuando la afición estaba tan dividida, como cuando Jiménez entrenaba al equipo sevillista. Me di cuenta un poco más tarde que no era cierto, en 1995 estaban mucho peor y en algunas ocasiones más tarde también, muy contadas veces entre las que podemos contar las del “otro año igual”, y ayer fue una de ellas en el que el canto estrella fue “súbeme el carné”.
Y no es para menos, tras la pésima temporada en la que en algún momento, alguno que otro temió por la pérdida de la categoría por como deambulaba el equipo por esos terrenos de juego de la vida, la guinda del pastel fue que el segundo equipo de la ciudad viniese a tu casa y te ganase.
Esto es algo que debería aparecer en el contrato de los jugadores y los entrenadores. Debería haber una cláusula de obligatoriedad de ganar a los equipos inferiores, todos, pero especialmente a los de tu ciudad, sin dar más señas no sea que se molesten, bajo pena de que les quitaran la mitad del sueldo de por vida sevillista y tener que ir de rodillas en peregrinación a la Meca con orejas de burro puestas.
No se puede perder o empatar con los equipos con los que lo hemos hecho esta temporada, donde todo estuvo baratísimo y donde se podrá ir a Europa con cincuenta y muy pocos puntos. Un equipo, el sevillista, tildado como de “ressucitator” y donde la Fábrica de sueños lo era efectivamente, pero para los otros. Racing de Santander, Granada, Betis, Getafe, …
El Sevilla FC ha sido esta temporada la representación de las hermanitas de la caridad, pero con hábitos y todo, en Planet Football.
He de confesar, como así hemos de hacerlo muchos, que la temporada se presentaba ilusionante. Un reconocimiento tácito por parte del mismísimo presidente del Sevilla FC sobre el cambio de ciclo necesario, a falta de flecos que pueden considerarse importantes, como la ausencia de un delantero y una cierta descompensación del equipo, hizo que muchos viésemos hechos tangibles y claros como para cortar la racha descendente del equipo en los últimos años. Así mismo, una pretemporada brutal, hizo aumentar aún más la ilusión y la expectativa.
No terminó Agosto cuando ante un equipo probablemente inferior en Europa, como el Hannover 96, nos hizo morder el polvo a las primeras de cambio, algo que se ha repetido en los momentos clave donde el equipo necesitaba dar el Do de pecho en todas las competiciones donde ha participado.
Un equipo ramplón, que se arrastra la mayor parte del partido, que no atiende a los esquemas del entrenador, dando sensación de inseguridad permanentemente, desaplicaciones incomprensibles, y mil cosas que hemos podido comprobar, a excepción de un pequeño grupo de jugadores que sí parece que se ha dejado el alma, como han podido ser Gary Medel, Fernando Navarro, un jugador que cada día crece más a pesar de sus errores como es Fazio, sin desmerecer a un Navas inconmensurable, o un Kanouté que ha hecho lo que ha podido el hombre, que con salir al terreno de juego ya tenía bastante.
¿El resto? Para olvidar. Jugadores como Spahic, Coke, Manu del Moral, (sí, a pesar de los goles marcados pero con el doble de ellos fallados incluso algunos a puerta vacía), Negredo, Rakitik, (¿sigue lesionado?, esperemos noticias), la decepción de Trochowski, y los que quedan que no salvaremos de la quema.
Ya he dicho por activa y por pasiva que para mí, en mi corto entender, no ha problemas de planificación especialmente graves, aunque haberlos hay los. Insisto, puesto por puesto comparativamente hablando con otros equipos, el Sevilla FC tiene las cuarta o quinta mejor plantilla de la Liga, siendo benevolente con muchos otros equipos. Pero no nos equivoquemos, una cosa es tener plantilla y otra es tener equipo.
También he dicho que un entrenador se puede equivocar, pero cinco entrenadores, no.
Por lo tanto, teniendo en cuenta que los problemas achacables a la planificación, tales como falta de un delantero buena parte de la temporada y tener un equipo un tanto descompensado en algunos puestos, (fíjense en otras plantillas y esto lo verán mucho mas acuciado), ¿dónde está el problema?
Sin atender a la rumorología que a uno le llega por diversas fuentes, y a la que hay que echarle la cuenta justa y necesaria, es decir, ninguna, no hay más remedio que mirar al vestuario. Algo pasa en el vestuario que no alcanzamos a comprender. Pero claro, quienes no tenemos la obligación de entender nada somos los aficionados sevillistas, que esperamos los mejor de nuestro equipo.
Tengo la gran suerte de ver, muy superficialmente, claro está, cómo trabaja mi club. Les puedo asegurar que, hasta donde yo veo, se trabaja muy duro, con una profesionalidad digna de admiración, teniendo en cuenta que es mucha gente la que trabaja. Un club perfectamente departamentado, con una cabeza al mando como es José María del Nido, con una operativa del día a día manejada por Manolo Vizcaíno.
Por lo tanto no soy sospechoso de atacar a mi club por atacarlo, sino que intento razonar todo de la manera más objetiva que sé hacer, pero es este Club funcional el que debe detectar cual es el problema exacto del vestuario y extirparlo, sea humano o sea de la índole que fuere, si lo fuese. Y esta es la asignatura pendiente de este Consejo de administración, que como todos en esta vida, tenemos un crédito que no debemos agotar nunca.
Frente a este Consejo de administración tenemos a una afición mu cabreada. Los directivos actuarán como crean conveniente, su gestión arroja un superavit importante en la globalidad, esto no lo discutirá nadie, pero deben ser conscientes de que los aficionados tienen un cabreo monumental, que de alguna manera u otra va a tener consecuencias, que si bien son tangibles en este momento allá donde el aficionado pueda manifestarse, puede –además- verse materializado a medio plazo, como por ejemplo en la campaña de abonos, con uno de los carnés más caros de la Liga. Esto es indiscutible.
Y el Consejo de administración debe ser consciente también de que quien hace el esfuerzo de pagar más, quiere más de su equipo. Esto es como que uno más uno es igual a dos, queramos verlo por donde lo veamos y asumirlo.
Por lo tanto deben ponerse las pilas, detectando el problema existente, continuar con el cambio de ciclo, (tantas veces como sea necesario hasta conseguirlo), y volver a ilusionar a la afición de cara a la próxima temporada, algo en lo que desde ya deben comenzar a trabajar y haciendo el esfuerzo para cambiarse algunos chips.
La afición al mismo tiempo deber ser consciente, tal y como podemos comprobar en el día a día de las competiciones futbolísticas, que quien tiene dinero llega más lejos. No podemos competir igualmente con un Jeque y además somos tontos, porque pagamos a los clubes de donde provienen nuestros jugadores.
Tontos, pero tontos del culo. Qué les voy a contar.
Hay que renovarse definitivamente durante un ciclo más y si esto no es posible, mejor morir para que otros, vivitos y coleando, lo consigan.