«Pisando área»: Del Nido, como Helenio Herrera

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DEL NIDO, COMO HELENIO HERRERA. Por Jesús Alba.

Muchos sevillistas quizá no lo sepan y algunos periodistas de los que gozan tanto con las andanzas de Caparrós que ante cualquier meneo en el banquillo desempolvan su nombre de la historia, tampoco. Lo de forrar el vestuario con imágenes o frases motivantes lo inventó hace más de 60 años Helenio Herrera, un mago de la psicología aplicada al fútbol y, por tanto, un adelantado –adelantadísimo- a su tiempo. “Lucha y vencerás”, “No te rindas nunca” o “¿Por qué no puedes ser el mejor”, eran algunas de las ´banderillas´ con las que el técnico que convivió cuatro temporadas con don Ramón Sánchez-Pizjuán picaba a sus jugadores.

Un día en Murcia, alimentado por la leyenda negra que arrastraba por toda España Marcelo Campanal, los jugadores del Sevilla mostraron a H.H. cierta preocupación por el ambiente hostil hacia ellos que se respiraba en La Condomina. Los gritos amenazantes se oían desde dentro del vestuario. El Mago sonrió y les dijo a los suyos que se centraran en calzarse bien las botas, mientras cogía la puerta y salía al césped recorriendo la banda con actitud altiva y desafiante mirando casi una por una las enrojecidas caras de los espectadores pimentoneros. Enervada aún más, la afición local respondió como Herrera esperaba, subiendo el tono y el volumen de los insultos hasta rozar la locura. Entró a la caseta con otra sonrisa y una frase que contaron los profesionales y recogieron los cronistas: “Ya pueden salir tranquilos al campo. Los he dejado roncos”.

José María del Nido no es entrenador como fue Helenio Herrera, pero sí tremendamente inteligente y hábil como para sacar provecho de la fuerza e inercia del embate del enemigo para usarlas en su inmediata respuesta. El presidente no es que desafíe altivo e impasible –o sí- a todo el que lo atiza, pero la verdad es que, como el sabio entrenador que hizo historia en los años 50, puede que acabe siendo el pararrayos que el equipo de Míchel necesita. Si el Sevilla en temporadas que se han contabilizado en la casilla del fracaso ha vivido a bordo de un interminable y cansino debate sobre la capacidad o incapacidad del entrenador de turno y su lejanía en las artes de hacer jugar al equipo como el Sevilla de Juande Ramos, ahora que el foco lo tiene Del Nido, quién sabe si el que tiene que tocar la flauta va a tener más tranquilidad para hacerla sonar bien. Míchel, pasado ya el tiempo de ser observado con lupa, verá las lanzas ir en otra dirección. Igual que una plantilla que ya dicen saneada de los vicios y malos rollos que la maniataban.

Mientras, los aficionados violentos, sus comunicados… y todo lo que llega a la orilla de unos medios de comunicación a veces producto de tristes y poco profesionales odios personales pueden beneficiar al Sevilla. Y el beneficio del Sevilla revierte en el beneficio de Del Nido. No lo duden. Ahora bien, aunque parezca que todo recae en los hombros del presidente, la verdad es que debería ser el gran momento de responsabilidad del entrenador y del equipo. Porque como fallen, todos sus errores acabarán multiplicados por diez, por veinte o por treinta sobre la cabeza de un hombre que ya aguanta bastante.

Porque Helenio Herrera desviaba la atención de la encrespada afición del Murcia, pero en La Condomina, y en otros muchos campos, los que ganaban eran Juanito Arza, Marcelo Campanal y otros que por eso acabaron siendo leyendas del sevillismo.