«Un sevillista cualquiera»: Diferentes formas de hacer periodismo

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DIFERENTES FORMAR DE HACER PERIODISMO. Por Rafael Sarmiento.

Según parece, Alvaro Negredo estuvo en estos días en el Santiago Bernabéu visitando una tienda de Adidas, que es la marca que le viste. Automáticamente, algún avezado pseudo periodista de la capital tuvo la feliz idea de lanzar el rumor de que igual el delantero sevillista estaba en la órbita del Real Madrid, cosa que el vallecano tuvo que desmentir de manera rotunda.

Así es como funciona buena parte de la prensa deportiva española en la actualidad. Tergiversan lo que sea, se inventan un rumor, lo sacan a la luz publica, a la gente le llama la atención, compran los periódicos y cuando se demuestra que todo era mentira, si te he visto, no me acuerdo.

Hay otra técnica incluso mejor. Más productiva para ellos. Un periodista de estos saca el rumor de que el delantero Fulanito está en la órbita del Sevilla. Automáticamente, ciertos medios locales se hacen eco de la «noticia», añadiendo eso de que «según afirman en el Diario Morco…». Hay gente que se interesa y comenta en los foros. Al día siguiente, estos de los medios locales mencionados, sin moverse de su despachito ni descolgar un teléfono, entran en Wikipedia (o similar), copian, pegan, retocan un poco para que no sea demasiado escandaloso y publican un estupendo reportaje sobre Fulanito, el futuro delantero centro del Sevilla. Entretanto, promulgan el bulo de que Babá puede tener los días contados en el club porque Fulanito viene para sustituirlo. Aunque otros enlazan con la noticia del primer párrafo y aseguran que como Negredo tiene pie y medio en el Madrid, el Sevilla se ve obligado a traer a este Fulanito.

Al día siguiente, ya es el tercero, se publican a toda plana las declaraciones del tal Fulanito: «Para mí sería un honor jugar en un club tan grande como el Sevilla, pero yo no sé nada de ese interés. Esos temas los lleva mi representante». A su vez, dicho representante asegura que «Lo primero que tiene que hacer el Sevilla es ponerse en contacto con el club que posee la ficha del futbolista, aunque, por supuesto, nosotros no nos cerramos ninguna puerta». Estaría bueno. Para cerrarse puertas está la cosa.

El cuarto día, los medios mencionados sacan a toda plana las declaraciones del presidente del club que posee la ficha de Fulanito. El hombre está enfadado porque nadie se he dirigido a él, pero alguien ha colocado al jugador en el mercado. Y comienza a echar sapos por la boca, a decir que Fulanito es intransferible y que quien quiera ficharle, que pase por caja. El presidente sabe que todo puede ser un bulo, pero como no es gilipollas y no se fía de nadie, llama al agente de Fulanito, y hasta al propio Fulanito también, y en un santiamén firman una renovación al alza. El agente no cabe en el pellejo de gozo. Y no digamos el futbolista, que sin comerlo ni beberlo se ha encontrado con una subida de sueldo que no esperaba para nada.

El quinto día, los medios mencionados aseguran que la mala labor de Monchi y su equipo ha frustrado la operación. Que el jugador ha renovado por su club y que «Monchi, vete ya» y todas esas cosas. Sin moverse de la oficina (hace mucha caló en la calle) y con apenas un par de llamadas, han cubierto cinco días de periódico. Y se quedan tan anchos. Y luego, para colmo, pretenden dar lecciones en los articulitos de opinión que publican o en las tertulias a las que acuden. Verdaderamente reprobable. Todos conocemos quienes son los que se comportan así.

Y también los que no lo hacen. Porque distinto que lo anterior es contar paso a paso el proceso de un fichaje frustrado por cualquier club. Contar el interés cuando es cierto. Contar que tal persona del club lo ha estado viendo durante tiempo. Contar que los clubes se han reunido, que han negociado, que se ha llegado a un acuerdo con el jugador, que el club de origen se ha subido a la parra y que al final el fichaje se ha frustrado.

Un periodista que cuenta esto no es comparable con el del primer caso. Un periodista que cuenta esto es un buen periodista que se limita a contar lo que ocurre, a cumplir con su obligación. Y si el fichaje no se lleva finalmente a cabo, no es porque ese buen periodista se haya inventado un rumor y haya vivido de él durante un tiempo, sino que la operación resulta fallida por la razón que sea y él se limita a contarlo. Como ha hecho con el resto del proceso.

Todos sabemos también quienes se comportan de este modo. Yo creo que todos somos conscientes de cómo son las personas con las que nos movemos en este mundillo. Al menos en lo que se refiere a la información y a la opinión. Más allá de eso, están las cuestiones personales. Y ahí no me meto. No me meto en absoluto y que cada palo aguante su vela.

Pero la diferencia entre la primera forma de sacar las noticias y la segunda es abismal. Eso lo deberíamos de tener todos claro a la hora de darle credibilidad a los informadores en su faceta de informadores. Insisto, en la parte personal no entro.