El RB8 de Sebastian Vettel sólo tenía 850 mililitros de gasolina en su depósito cuando el piloto paró el motor, menos del litro exigido por la FIA.
Llegamos a Abu Dhabi, penúltimo asalto al título. Llegamos a una carrera que comienza de día y acaba de noche. Una carrera en la que las diferencias de temperatura de la pista, experimentaran un descenso considerable, desde que se apague el semáforo, hasta la bandera a cuadros, eso sí, con poca degradación de neumáticos. Así pues 55 vueltas por delante a una enrevesada pista que combina una primera parte muy rápida, con una recta en la que el acelerador a fondo se pisa durante más de diez segundos, y una segunda parte de la pista, revirada. No debía de haber margen de error entre ambos, el duelo iba a ser apoteósico una vez más para los aficionados, y pese a tenerlo Fernando más complicado que nunca por la séptima posición obtenida en la clasificación, la confianza en su trabajo, le ha llevado a esta altura del campeonato, a estar segundo y lucharlo hasta el final, hecho que en la primera carrera, lo hubiéramos firmado todos.