Diez años de tu partida…

Escrito por José Miguel Muñoz. Creado en Nuestros números 1, Number1 opina

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Un ‘latigazo’ le doblegaba en su casa, el Sánchez Pizjuán, vestido de corto, con la camiseta de su Sevilla FC, y haciendo lo que más le gustaba: jugar al fútbol. Han pasado diez años desde su adiós.

Han pasado diez años, diez duros años desde su adiós, o mejor dicho, hasta luego porque Antonio Puerta nunca nos ha abandonado. Año tras año ha seguido muy presente, dándonos lecciones, enseñándonos que la vida es mucho más sencilla de lo que la hacemos. Así la entendía Antonio pese a su corta edad, con una madurez impropia, y con esa sonrisa eterna que siempre dibujaba en sus labios.

Esa sonrisa que con el paso de los años, su pareja y madre de su hijo Aitor, Mar ha sabido transmitir con la misma nobleza y sencillez que Antonio vivía el día a día. Soñaba con jugar en el Sevilla FC, pero no como otros canteranos que aparecían para buscar una salida digna en otro equipo, sino para quedarse, porque Antonio no era de los que se conformaba con los logros, sino que siempre quería más, seguir creciendo, sin prisa pero sin pausa y siempre para ser un poquito mejor.

Sencillo y noble pero con carácter, el mismo que le hizo ‘pelearse’ con el mundo para dibujar su mundo, ese que tan claro tenía. Junto a Mar, una chica mayor que él, algo que tanto cuestionaron algunos, como si el amor tuviera edad… y que junto a su hijo Aitor se ha convertido en el mejor Embajador de Antonio Puerta en la tierra, con respeto, sencillez, y con una sonrisa eterna incluso cuando las ocasiones adversas invitaban a una respuesta contundente.

Pero no, no era lo que Antonio le enseñó. Han pasado diez años, diez ya, diez duros y largos años, sin su presencia pero con su recuerdo, el de un futbolista que iba para crack, el de un joven con mucha vida por delante, el de un niño que en unos meses sería padre, su gran sueño junto a aquel Jeep Grand Cherokee del que tanto hablábamos ¿te acuerdas Antonio?

El caprichoso destino, ese que siempre se equivoca al ‘fichar’ se fijó en ti para llevarte cuando aún te quedaba mucho por hacer. Quizás porque era la herramienta elegida para que te convirtieras en lo que ya eres, Leyenda. Por aquí, querido amigo todo sigue igual, Mar con sus atardeceres del Palmar, paseando juntos  ti por la playa, y sonriendo porque la vida le enseñó a llorar… por dentro.

Aitor, tu copia mejorada, dibujando sonrisas, con Mar y Claudia sus hermanas como ángeles de la guarda, que toman el relevo de tu amada para que ella también tenga el merecido descanso de un niño con hambre, inquieto y sonriente, y escuchando hablar de su padre siempre con admiración. Puedes estar tranquilo porque habéis hecho un gran trabajo.

Tus amigos, como siempre, recordándote, echándote de menos, y enfadados con el mundo por no obtener respuestas a esas preguntas que nadie te responde. Y tu Sevilla FC, creciendo, como lo hizo desde que tú marcaras su destino triunfal con aquel gol, que todo el mundo hizo suyo siendo tan tuyo.

Siempre en el recuerdo amigo.

José Miguel

Imagen: Robert