Se fue 2020 y llega el esperado 2021, año para la esperanza después de todo lo vivido en unos 365 días donde un virus llamado COVID 19 entró en nuestras vidas.
Estrenamos año, propósitos, promesas, sueños… pero no olvidemos que todo eso depende como cada día de nosotros mismos. Se ha ido un año donde se marcharon muchas personas por culpa de una Pandemia y un virus que fueron ganando protagonismo poco a poco, pasando de verlo en los informativos como algo tan lejano como China a tenerlo presente en nuestras vidas.
Un COVID 19 que hizo que algunos valoraran lo que nunca debió de ser protagonista: un abrazo, un beso, un te quiero, te echo de menos, o algo que debería formar parte siempre de nosotros: visitar a nuestros padres y seres más queridos, esos padres que ayer nos dieron la vida, nos criaron y nos han ayudado generosamente a ser lo que hoy somos, personas de bien y con esos valores que algunos han dejado de la mano.
Pero tuvo que llegar una Pandemia para que algunos echaran en falta esos abrazos rotos, esa llamada de teléfono, esa visita a un ser querido… algo que antes parecía una molestia y hoy es una necesidad. Por ello, en lugar de odiar, despedir y olvidar 2020 deberÍamos de aprender la lección que este año que ya se fue nos ha dado.
2020 nos enseñó la importancia de nuestros mayores, de la familia, de besarnos, abrazarnos, de esa cerveza o esa copa de vino entre amigos, la impotencia de no poder velar o despedir a un ser querido, la magia de la vida; esa vida en la que sólo valoramos lo bueno, así de egoísta es el ser humano, sin aprender de las lecciones y crecimiento que nos ofrecen las adversidades vividas.
La Pandemia, y el confinamiento nos enseñó la importancia de esa palabra tan simple pero tan amplia, familia. Nos mostró el daño que hacemos a la naturaleza. Bastaron apenas unos meses sin apenas salir a la calle para ver como ciervos, osos, delfines, ballenas… y otros animales asomaban por esos parajes inhóspitos hasta el momento para ellos, enseñándonos que somos nosotros más salvajes que ellos.
La vida está hecha para vivirla pero bajo el respeto, la educación y el amor. Ha tenido que llegar un dichoso virus para que algunos se den cuenta de ello, y que podamos ir volviendo a la normalidad poco a poco, para que los mismos que ayer echaban de menos esos abrazos los hayan dejado nuevamente en el baúl de los recuerdos.
Se fue 2020 pero aprendamos de la lección de vida que nos dio para seguir creciendo personalmente para lograr el mejor título que se obtiene en vida: el de buena persona. Feliz Año 2021.
José Miguel Muñoz – Number 1 Sport
