Ni la ausencia de Benzema, ni el interés del Madrid por Podba, Francia tiene un tema más importante del que hablar: el canto del gallo más en forma de la selección gala: Griezmann.
Comenzó su trayectoria en el equipo de su pueblo, la Union du Football Maconnais, probando suerte en distintos clubs de primera fila franceses, pero sin que ninguno de ellos entendiera que aquel pequeño y enclenque chaval que soñaba ser futbolista pudiera llegar a serlo, al menos profesionalmente. Entendían que con ese físico, muy inferior en cuanto a corpulencia con respecto al de los chicos de su edad, le hacían estar en desventaja con el resto.
Fue entonces cuando la Real Sociedad, una de las grandes canteras de este país, escuchó la propuesta de Eric Olhats, ojeador del club donostiarra en el país galo, cerrando el fichaje de aquel joven delantero que se desenvolvía ta,bien con soltura por la banda y que suplía la falta de talla física con su claro carácter ganador.
Griezmann fichaba por la Real Sociedad tras aceptar los padres del ahora internacional francés, que abandonara su país para ser mimado por el club donostiarra y su descubridor, eso sí, sin dejar sus estudios en Francia. El equipo easonense, experto en chavales de estas edades, dio los pasos correctos para que la formación de ese chico que apuntaba maneras de figura fuera dando los pasos correctos al más puro estilo del Cholo Simeone: partido a partido, y sin prisas pero sin pausa.
Los años fueron pasando y aquel niño se fue haciendo mayor, en edad, y formando su talla, sin llegar a superar la media pero con condiciones más que sobradas para hacer realidad aquello que soñó siendo pequeño en su país, en su pueblo.Antoine seguía cumpliendo etapas y pasando por todas las categorías de fútbol base de la Real Sociedad, hasta llegar al filial.
Fue entonces cuando el destino propició que las lesiones de varios jugadores del primer plantel le permitieron ascender a la primera plantilla de la mano de Martín Lasarte para jugar varios partidos de la pretemporada 2009/10. El técnico uruguayo, qué pena que no haya regresado a tierras donostiarras, confió en él, supo controlar la rebeldía del joven francés, y peleó al máximo por el equipo y lo más importante, el crecimiento de Griezmann en la medida adecuada…
El ‘protegido’ de Lasarte y Claudio Bravo se había hecho mayor. Varios años en el primer equipo realista, con debut, goles, y madera de líder. Dos hombres de fútbol, como Martín Lasarte y el actual meta del FC Barcelona se convertían en los mejores aliados del joven galo, amigos, confesores y padres dentro del vestuario. Antoine aprendió a escuchar a dos voces expertas dentro del vestuario, su entrenador y hombre que le hizo debutar en el primer plantel, y su amigo y capitán: Claudio Bravo.
La historia ya saben como continúa: interés del Barça, de algunos de los equipos que en su día le dijeron no en su país, y del último en aparecer en escena pero el más hábil para hacerse con su deseado fichaje: el Atlético de Madrid, donde desde el primer día supo ganarse el cariño de su nueva afición. Casi sin darse cuenta, y apenas unos años después de su debut en Primera división teñía el txuri urden realista por el rojiblanco del Atleti de Madrid.
Como rojiblanco ha seguido creciendo hasta el punto de hacerse fijo en la selección francesa, algo impensable hace apenas unos años, dejando de ser el sustituto de Benzema para convertirse en el goleador de la selección anfitriona de la Eurocopa 2016 de Francia. En su país, ante su afición, ejerciendo, como ya lo hiciera su compatriota Michael Platini, de líder, para comandar a Francia hacia una nueva final de una Eurocopa de Naciones, dejando a la potente Alemania, actual campeona del mundo con dos goles precisamente de Griezmann, el Gallo más gallito del gallinero.
Aquel niño convertido en hombre, al que no querían los clubes franceses, y por el que tras su formación y explosión en Real Sociedad y Atlético de Madrid, suspira todo el mundo futbolístico.
JOSÉ MIGUEL MUÑOZ @tara11iker
Fotos: Marca y Goal
