Javier Balmaseda y su bello homenaje a Fernando Martín

Escrito por José Miguel Muñoz. Creado en Más Deportes, Nuestros números 1

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Hoy, 25 de marzo, Fernando Martín cumpliría 58 años, sacamos a la luz esta inédita e insólita historia sobre el mito que nos permitirá nuevamente ahondar en la faceta personal y humana del pionero del baloncesto español. De la mano de Javier Balmaseda y con un servidor de actor secundario. Gracias Javier por mantener viva la figura del mito y la leyenda, Fernando Martín.

Por: JAVIER BALMASEADA Autor del libro ‘Instinto ganador’ sobre Fernando Martín

comienzos del mes de mayo de 1984, la selección española de baloncesto estaba en plena preparación para el torneo preolímpico de Francia, en el que intentaría conseguir su billete para los Juegos Olímpicos de Los Ángeles. Después de haber disputado el torneo de Linares, los hombres de Antonio Díaz Miguel se dirigían a la localidad gaditana de Puerto Real para enfrentarse, en un nuevo torneo preparatorio, a Israel, Polonia y la Unión Soviética de los temibles Sabonis y Tkachenko. España y el resto de selecciones se concentraron en el hotel Puerto Bahía, en la playa de Valdelagrana (Puerto de Santa María), donde solían merodear algunos aficionados en busca del autógrafo de sus ídolos. Este fue el caso de José Miguel (un joven de catorce años por entonces), que vivió una fascinante historia cuando se escapó del colegio con un par de amigos con la esperanza de encontrarse con Fernando Martín, uno de sus dos ídolos (Arconada era el otro). Pero mejor que sea el propio José Miguel quien nos cuente la historia:

Me acerqué al hotel a ver a Fernando Martín. Una vez allí, me lo encontré sentado en un sofá de la cafetería junto a Corbalán. Los jugadores rusos, que también están concentrados en el mismo hotel, empezaron a salir del comedor y aproveché la ocasión para pedirles autógrafos. Todos fueron muy amables y se pararon a firmarme, salvo uno, el gigantón Tkachenko, que además llevaba cuatro naranjas considerables en la mano, pero era como el que llevaba cuatro mandarinas; ya sabes el tamaño de Tkachenko (2,21 metros) y lo que impresionaba.

El caso es que me acerqué a pedirle un autógrafo (con mi inglés del colegio) y él, en lugar de atenderme, me empujó con las naranjas que debido a la diferencia de altura, impactaron entre mi hombro y mi cara. No es que me agrediera, pero me echó hacia atrás como diciendo: “Mira niño, quítate de en medio”. El caso es que me caí de culo, aunque afortunadamente no me hice daño. Fernando Martín, pese a no estar cerca, se percató de la situación desde el sofá. Entonces, se levantó rápidamente y mientras se acercaba, le recriminó (en inglés) a Tkachenko con un gesto muy serio su acción tan desafortunada. Fue escueto con el ruso, pero bonito no tuvo que ser lo que le dijo, aunque no conseguí  entenderlo. Acto seguido se agachó, me levantó como si fuera un muñeco y me preguntó cómo estaba con una ligera sonrisa. Yo estaba muy nervioso y, para mi sorpresa, Fernando Martín, mi ídolo, me invitó a sentarme con él y Corbalán. No me lo podía creer.

Estuve un buen rato con ellos (alrededor de veinte minutos); fueron unos minutos increíbles e inolvidables. Fernando estuvo muy amable conmigo. Recuerdo sobre todo su preocupación y su atención. Cada dos por tres me preguntaba si estaba bien. Se notaba que quería que me tranquilizara y que estuviera a gusto, como restándole importancia a lo que me había sucedido con Tkachenko. De hecho, soltó un par de bromas con el ruso para buscar mi risa y quitarme el susto, diciendo algo así, como: “Ahora entiendes por qué cuando yo estoy debajo del aro tengo que emplearme a fondo cuando él me empuja”, en plan jocoso. Además, me invitó a una coca cola y me firmó la carpeta del colegio donde tenía varias fotos suyas.

Me acuerdo que bromeó con unas fotos de Estefanía de Mónaco que llevaba en mi carpeta: “Tienes que tener fotos de chicas, no mías”, me dijo. Yo estaba en una nube y mis dos amigos flipaban, no se atrevían ni a acercarse. Y para mi asombro, Fernando me comentó que le dejara mis datos para mandarme algo. A los pocos días recibí en mi casa varias fotos suyas firmadas. Mi ídolo no solo me había socorrido y atendido de una forma exquisita, sino que además se tomó la molestia de tener este nuevo detalle conmigo.

Lo último que recuerdo de aquellos inolvidables minutos, fueron estas palabras suyas: “Acuérdate, cuando llegues a tu casa, le dices a papá y a mamá que te ha dicho Fernando Martín que felicidades por la educación que te han dado”. Fue lo último que me dijo. Si ya tenía admiración por Fernando, imagínate después de este gesto. Fue algo tremendo, un subidón de adrenalina. A todos mis amigos les decía que Fernando Martín me había defendido. Que dejara lo que estaba haciendo con su compañero y me invitara a una coca cola y se preocupara de aquella manera por mí, no lo voy a olvidar en mi vida.

Pero ahí no quedó la cosa. Años después, mientras pasaba unos días en Madrid en casa de unos tíos, me volví a encontrar con él. Fue durante un torneo de Navidad en el viejo pabellón de la capital de España. Un día, me acerqué a un entrenamiento del Real Madrid y allí estaba Fernando. Le empecé a hablar y le dije si se acordaba de mí. Por suerte, él me contestó que sí. Es más, me preguntó si iba a venir al torneo porque quería entregarme algo. Me dijo que le buscase antes del partido. Y así fue, antes de un encuentro pregunté por él, salió y me regaló unas zapatillas Adidas. Todavía me emociono al recordarlo. Tener estas anécdotas con tu ídolo es increíble y demuestran su grandeza y humanidad. De hecho, a Fernando lo sentía como parte de mi familia. El legado que le he dejado a mi hijo son los valores que tenía Fernando, por encima de todo, una gran persona.

Aquel niño terminó siendo periodista.

José Miguel Muñoz (7-7-1969, Jerez de la Frontera) inició su andadura periodística en Onda Jerez Radio – Televisión. De ahí, diversos medidos en su trayectoria profesional: Diario de Jerez, Cadena Cloe, Tve, Don Balón, Estadio Deportivo y Sevilla FC entre otros, aunque su etapa más extensa fue en el Diario Marca donde era el encargado de viajar con la selección española de fútbol (Mundial, Eurocopa, etc.). En la actualidad es el CEO de Number 1 Sport (www.number1sport.es) además de estar escribiendo la biografía del que fuera meta de la Real Sociedad y la selección española de fútbol, Luis Arconada.

Texto: JAVIER BALMASEDA Planeta ACB

Nota: Javier Balmaseda es el autor del libro ‘Instinto ganador’ que está a la venta en Amazon y donde podrás conocer muchas historias y relatos del que ha sido uno de los más grandes de nuestro baloncesto.

Aquellas zapatillas que aún conservo, esas Adidas Europa de Fernando Martín