Los errores del pasado van quedando atrás. Los desprecios a sus futbolistas se han convertido ahora en reconocimiento a su trayectoria y su paso por el conjunto de las trece barras. Otro paso.
Los errores del pasado quedaron atrás. El Betis ha sabido aprender de las cosas mal hechas en las temporadas anteriores, de los gestos feos, de esas cosas que hicieron de un equipo simpático, un club ‘malaje’. Ahora todo es distinto, los nuevos gestores han demostrado no sólo ver los toros desde la barrera sino haber aprendido en este año cómo se hacen las cosas, observar el panorama futbolístico y aprender de lo mejor de cada casa.
Lo que antes eran feos y crearse enemigos, hoy no son más que el justo reconocimiento a profesionales que han dado, con más o menos suerte, lo mejor de ellos por y para el Betis. La despedida del capitán Arzu ha sido un nuevo ejemplo de que este Betis sí es grande. Esa distinción, ese marco con ese brazalete de capitán que tan bien ha defendido siempre el canterano Arzu, y las palabras del presidente Guillén hacia él son la muestra de que estamos ante un nuevo Betis. Felicidades.
