Lo que subyace.

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LO QUE SUBYACE. Por Fermín Hevia.

Ya han pasado prácticamente dos semanas desde que se cerró el mercado estival y, si bien es pronto para evaluar el potencial de la plantilla del Sevilla Fútbol Club, es poco menos que imposible eliminar ese sabor agridulce que el último mes ha dejado en el aficionado sevillista.
De un lado, la eliminación europea en la ronda pre-grupos de la Europa League ha hecho mucho daño, no solamente a nivel económico de forma directa a través de ingresos por la propia competición y por la segura pérdida de atractivo de cara a los potenciales patrocinadores (seguro que desde la planta noble se están arrepintiendo muchísimo de no haber aceptado la oferta más que generosa de Ashley Madison, por mucha connotación delicada que ahora pudiese suponer), sino tocando en la línea de flotación un proyecto en construcción que debía suponer, al menos eso se vende desde el propio Club, una regeneración de momentum rojiblanco.
Por otro lado, dudas a nivel deportivo. Si bien es cierto que todo nuevo grupo de trabajo necesita una adaptación, la proclama de Marcelino García Toral es, por el momento, inconsistente en cuanto a lo que dice que pretende hacer y lo que finalmente hace. Un entrenador que promulgaba su total atención a mejorar un sistema defensivo caótico, que hablaba de presión en todas las líneas y de replegarse y salir al contragolpe, no ha seguido prácticamente ninguna de las consignas que lanzó en rueda de prensa y que daban la impresión, al menos hasta el partido contra el Nápoles, de que , este año sí, nos encontraríamos con un Sevilla totalmente diferente en cuanto a tensión y sistema.

El Sevilla continúa con el 4-4-2 que le llevó a la gloria, pero que ahora, con el perfil de futbolistas actual y los que vinieron en esta teórica renovación, se hace especialmente insostenible. Un Sevilla Fútbol Club cargado de mediapuntas, con dos delanteros puros, uno de los cuales ha dejado muy atrás su mejor momento físico, no puede mantener un sistema que ha quedado obsoleto, al cual es fácil jugarle en contra poniendo a 3 centrocampistas, prácticamente como juegan el 90% de los clubes hoy en día.
Incomprensible se hace también el hecho de forzar a jugadores en posiciones que no son las suyas de forma innata; Trochowski nunca ha jugado de mediocentro creativo y sufre en esa posición, tal y como se le vio contra equipos de mayor entidad o con mayor tensión competitiva que a los que se enfrentó el Sevilla en pretemporada. La baja de Rakitic debería haber sido cubierta por Campaña que, aún siendo joven y recién subido desde el filial, ha demostrado con creces tanto en la selección sub-19 como en el Sevilla Atlético, que puede desempeñar perfectamente el papel para el que le han dado ficha del primer equipo, contando además con los parabienes del director deportivo. Los buenos tienen que jugar, independientemente de la edad que tengan. Nadie se echó las manos a la cabeza cuando los Reyes, Navas, Sergio Ramos, Puerta, Capel, Perotti, etc.. pasaron directamente del filial a ser titulares. Tal vez el paradigma de ésto sea el que, posiblemente, es el mejor entrenador español de los últimos tiempos: Pep Guardiola. En un equipo que pretendía volver a ser campeón, subió a Busquets, Pedro y recuperó a un excanterano que venía de no jugar en el Manchester, convirtiéndolo directamente en uno de los mejores centrales del mundo.

Por último, está el tema de la necesidad de fichar o no a un delantero. Marcelino quería un delantero, quería a Giovani Dos Santos.  Lo pidió por activa y por pasiva. Al final, el internacional mexicano no recaló en la entidad nervionense. Desde el seno del Club se ha argumentado que la eliminación europea condicionó muchísimo que no se fichase al punta, pero creo que quedarnos ahí sería dar una visión muy parcial y sesgada de la situación. Tal y como repitió una y otra vez José María del Nido antes de la debacle ante el Hannover, en el caso de que viniese Gio, sería como cedido con opción de compra llegando a ofrecer por dicha opción un precio rondando los 6-7 millones de €. Sin embargo, el Tottenham pedía 12 millones de libras (rondando los 14 millones de €). ¿Habría llegado a un acuerdo el Sevilla con el club londinense incluso habiéndose clasificado para la fase de grupos? ¿Habría subido el Sevilla su oferta llegado a este punto? En mi opinión, no. En ningún caso habría llegado a un precio de equilibrio, contando incluso con el preacuerdo con el futbolista que sólo quería jugar en el club de Nervión. Seguramente entonces, Marcelino, por la necesidad de tener un delantero más para afrontar las 3 competiciones, habría accedido a que llegase otro en lugar del mexicano. Nunca lo sabremos.

Sin embargo, opino que el análisis debe ser mucho más profundo: ¿a qué punto ha llegado el Sevilla Fútbol Club que ha invertido 140 millones de € en fichajes (la gran mayoría con resultado mediocre siendo generoso) en las últimas 5 temporadas para no poder fichar a su primera opción? ¿quién es el responsable de haber descapitalizado la parcela deportiva? ¿por qué sin dinero y a base de retales se hizo un equipo campeón, y con muchísimo dinero no se ha conseguido renovar adecuadamente la plantilla? ¿quién es el responsable de que no se hayan invertido correctamente los réditos económicos generados por los momentos de bonanza deportiva y las excelentes ventas de futbolistas? ¿De verdad es imposible endeudarse en cierta cuantía, teniendo en cuenta los exacerbados niveles de endeudamiento de otros clubes, competidores directos por plazas de Champions, que les permiten hacer fichajes ultramillonarios o cambios de cromos encubiertos?

José María del Nido, el mejor presidente de la historia del Sevilla Fútbol Club, está enfrascado en una lucha legítima contra los poderes establecidos por los repartos de los derechos televisivos que, antes o después, tendrá sus frutos. No obstante, no debería olvidar el máximo mandatario sevillista, que es una buena gestión deportiva lo que hace que acabe entrando la pelotita y consiguiendo clasificaciones que generan incluso muchos más ingresos que lo que potencialmente puede obtener en el frente televisivo. No es cuestión de abandonar ese litigio, para nada, pero tampoco se puede dormir en los laureles un club que, en el caso de haber gestionado correctamente lo ganado en su mejor época, habría tenido una oportunidad de oro para distanciarse, por mucho, de sus rivales actuales. Todo eso es pasado. Que no se repita.