La salida de Arzu del Betis está cada vez más cerca. El nazareno se reunió ayer, a las diez de la noche, para intentar alcanzar un acuerdo y poner así punto y final a toda una vida de verdiblanco.
Está triste y no entiende el trato que después de tantos años está recibiendo del equipo de su vida, el Real Betis Balompié, su casa: en la que se ha criado, la que ha mamado de su familia desde que vino al mundo en la sevillana Dos Hermanas y el que llevará siempre en el corazón, incluso una vez que deje de vestir de verdiblanco. Pero aún así, se calla, porque sabe que cualquier cosa que diga ahora se puede malinterpretar o hacerle un daño innecesario al Betis. Lleva tiempo mordiéndose la lengua, algo complicado cuando uno tiene la responsabilidad de lucir el brazalete de capitán. Está viviendo una situación atípica pero no se altera por ello, se echa el peso a la espalda y tira adelante sin más. Ha respondido cada vez que el equipo le ha necesitado, a pesar de que su entrenador no le ha correspondido, y como humano que es también se ha equivocado a veces. El centrocampista ha aceptado con resignación la decisión del Club, y a pesar de contar con ofertas su mente hasta la pasada semana siempre estuvo en continuar en el Real Betis. Ahora sólo piensa en salir.
Quien escribe estas líneas sabe de lo que habla. Uno ha visto a Arzu llorar con el descenso, callar de rabia cuando injustamente se le ha criticado, y agachar la cabeza cuando ha sido vilipendiado por fallar en alguna ocasión porque sabe que eso va en el sueldo. Pero Arzu no ha hablado ni ahora que está cerca de decir adiós a su equipo, porque este a diferencia de Emaná o algún otro no ha venido a llevárselo, sino que sabe lo que significa ese escudo, esa bandera y esa afición. Anoche, Arzu volvía a verse las caras con los dirigentes béticos para llegar a un acuerdo satisfactorio para ambas partes y dejar su casa. Aún le restan dos años de contrato a razón de millón de euros por temporada pero no quiere cobrar sin jugar. Sabe que puede aportar mucho al equipo y quedarse en la grada le quema, le mata. Tras la reunión de anoche su salida está más cerca al perdonar el nazareno una parte importante de lo que se le adeuda, ya que hay que recordar que Arzu aún no ha recibido ni un céntimo desde su renovación a pesar de que todo el mundo hable de su ficha.