La victoria ante el Espanyol de la pasada semana dio oxígeno y vida a un Betis moribundo y colista, pero de nada servirá lo hecho en Heliópolis si los de Calderón no sacan algo positivo de su salida.
Calderón ha traído otro aire al Betis, recuerda la filosofía de humildad dejada en su día por el recordado Pepe Mel, y al menos, a diferencia de Garrido impregna de belicismo los poros de una afición que había quedado muy tocada de moral desde que se inició el curso de este Betis, hecho para jugar tres competiciones y que no ha terminado de arrancar a las alturas de temporada que nos encontramos. La victoria lograda ante el Espanyol la pasada jornada dejó al menos ilusión para creer, algo que se había dejado de hacer de un tiempo a esta parte, no por culpa de la afición, sino de un equipo que no aportaba, no transmitía y por consiguiente, no contagiaba de esa cosa tan importante en cualquier faceta de la vida como es la ilusión; y ya se sabe que sin ilusión poco o nada se puede hacer… Pero ahora llega una nueva piedra de toque un compromiso muy complicado ante un Valencia que viene de ganar en el Nou Camp, partido con el que hizo que los azulgranas perdieran el liderato en beneficio del Atlético de Madrid. El Valencia va a más, y tras lo logrado en la Ciudad Condal quiere afianzar su ascensión que coincide con la llegada de Pizzi al banquillo.
Pero ojo que llega el colista, el Betis, un partido con trampa por aquello que puede haber un exceso de relajación por parte del equipo ché ante un Betis que se reencontró con la victoria, algo que no ocurría desde hacía meses antes. Ese triunfo precisamente le ha dado aire a un Betis que es otro de la mano de Gabriel Humberto Calderón. Frente al Espanyol logró mantener su marco a cero, algo que hacía tiempo no sucedía y además el argentino ha sido capaz de recuperar a Rubén Castro, que cuenta sus dos últimos partidos con sendos dobletes ante el Celta y el mencionado Espanyol. Y ya se sabe que cuando el canario está el Betis es mucho Betis como antaño. Por Valencia pasan muchas de las aspiraciones del Betis para lograr la permanencia ya que en cada choque de aquí a final de temporada le irá la vida. Mestalla contempla 28 años sin una victoria verdiblanca que llegó precisamente siendo Calderón jugador del Betis. El argentino regresa a tierras valencianistas pero como entrenador y con la esperanza que tras cumplir el viernes 54 años sus jugadores le regalen lo que más puede desear para celebrarlo: tres puntos para seguir soñando Twitter: @tara11ara
