Siempre se ha dicho que el cliente lleva la razón; el hecho de tener que pasar por caja le da un privilegio que en el mundo del fútbol se llama poder protestar y recriminar a los jugadores.
El refranero español es amplio y dentro del mismo hay uno que reza que el cliente siempre tiene la razón. Por tanto, en este capítulo el cliente se llama aficionado bélico, ese sufridor que lleva un año demasiado complicado, duro y que pese a todo ha sabido aguantar con paciencia las continuas faltas de respeto que la plantilla le ha mostrado a lo largo del año.
Así, una parte de la afición ha recriminado esta semana a la plantilla su descontento con la mía, hasta el punto que llegó a recriminar incluso a Rubén Castro, hasta la fecha el principal protegido de la afición ya que sus goles le han dado muchísimo al Betis en los últimos años. La sangre no ha llegado al río pero eso sí, ha sido el primer paso de una afición cansada, harta…
El primer capítulo de una historia que aún debe seguir siendo escrita y el paso de las jornadas, pero especialmente la imagen que muestre el equipo de aquí a final de Liga harán que la afición escriba uno u otro final. El destino de momento marca el camino a Segunda división pero la llegada de Calderón de momento ha inculcado una pequeña dosis de ilusión.
A la plantilla le podrá gustar o no las formas de la afición, afición que por otra parte ha mantenido la calma pese a que la situación se ha ido agravando y empeorando con el transcurrir de las jornadas, pero guste o no esa reacción totalmente justificada del respetable, no les cabe otra más que callar, morderse la lengua, reconocer los errores y rebelarse en el terreno de juego para revertir la misma, porque si alguien es culpable de todo esto no es la afición, sino ellos, los que se lo llevan calentito…
Twitter: @tara11ara
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