El Real Betis está siendo una temporada más un equipo excesivamente irregular, lo que le ha llevado a no terminar de dar con un once y lo que aún es peor, no obtener buenos resultados.
Llega el todopoderoso FC Barcelona y la pregunta es clara visto lo visto un año más por el barrio de Heliopolis. ¿Qué Real Betis nos encontraremos el domingo en el Benito Villamarín? ¿Ese equipo capaz de transformarse y crecerse ante las adversidades y ante los grande de nuestro fútbol? ¿O aquel otro que sigue sin encontrar su ADN en una Liga donde no termina de arrancar? Esa es la cuestión…
Porque nos guste o no, ese es el Real Betis esta temporada, una copia del de la pasada, y el de la otra, y otra, y… un equipo sin sello de identidad propia, que no tiene un patrón de juego definido y que es capaz de lo mejor, pero especialmente también de lo peor… Porque este equipo no arranca, da igual lo que se haga, sigue habiendo hábitos del pasado que no le dejan crecer.
La pasada temporada se fichaba a un prometedor Maciá que parecía se convertía en el gran salvador en una parcela de fichajes que dejaba mucho que desear. Su paso por la Fiorentina parecía que le llevaba a los altares futbolísticos, pero fracasó. Esta temporada nuevo capítulo con Miguel Torrecilla pero la historia se repite a pesar del brillante curriculum ganado por el actual director deportivo en sus años en Vigo.
¿Qué falla entonces? ¿Porqué futbolistas que deben marcar diferencias no las marcan? ¿Porqué año tras año se repiten pecados ya viciados que no dejan crecer a un Betis que necesita una obligada reconversión? Turno de intentar cambiar sobre la marcha lo que está mal hecho y de paso sentarse al término de la temporada y hacer análisis de conciencia por lo vivido, del primero al último. Desde el presidente hasta el último aficionado, porque ojo, la afición también tiene su parte de participación.
Ha llegado el momento de aplaudir cuando hay que aplaudir y criticar cuando se necesita la crítica para crecer, no para dañar. El aficionado, a veces, peca de exceso de beticismo, y se conforma con victorias maquilladas por un resultado positivo, como el día del Athletic de Bilbao, pero sin los ingredientes necesarios para dejar al Betis donde realmente debe estar un equipo con su trayectoria, y ese no es precisamente el lugar que ocupa en estos momentos en la clasificación.
Por ello, la pregunta está en el aire. ¿Qué Betis nos encontraremos mañana en el Benito Villamarín ante el siempre peligroso y temido Barça? ¿Ese equipo capaz de levantar al bético de su asiento para regalarle una mañana dominical de ensueño con la que pasear su orgullo el resto de la temporada? ¿O ese equipo que no termina de mostrarnos a lo que juega?
Y es que la llegada de Víctor Sánchez del Amo invitó al optimismo, no sabemos bien si por las ganas que tenía el respetable de poner punto y final a la lamentable etapa de Gustavo Poyet al frente del equipo, o por que realmente ofreció algo nuevo en sus primeros compromisos. Pero lo cierto es que, con escasos momentos brillantes, la dinámica ha sido la misma y eso ha terminado por ir cansando al bético de a pie, ansioso de una alegría que llevarse a la boca.
Ahora llega el FC Barcelona, que viene de jugar entre semana partido copero y de colarse en las semifinales de la Copa del Rey, con un Messi siempre imprevisible y mágico, con el pistolero Luis Suárez, sin duda el mejor delantero del mundo en los últimos años, con permiso de Crisitnao Ronaldo y sin el, con una zaga donde la palabra defender apenas existe, algo bello en un fútbol donde todos son delanteros, desde el portero hasta el último atacante.
Y de otra parte un Betis que ¿qué le vamos a contar que no le hayamos dicho ya a lo largo de toda la primera vuelta? Un Real Betis que parece se va haciendo, con jugadores que van apareciendo y con demasiada dependencia de Joaquín, el gran líder y alma de este equipo (incluso cuando está lesionado), con Rubén Castro como su mejor hombre arriba, y con Adán poniendo las bases de este edificio que no termina de asentarse,
Toca reinventarse pero hacerlo de verdad. La llegada de un nuevo central, el rumano que se ha incorporado esta semana, y del cerebro que faltaba en la medular, Rubén Pardo, deben ser los primeros pasos para que de una vez por todas este Real Betis sea el que hace tiempo debió ser y el que tanto demandan unos béticos sufridores y en cierto modo, ‘cómplices’ por su excesiva mano derecha con sus dirigentes y el equipo.
JOSÉ MIGUEL MUÑOZ @tara11iker
Foto: JOSÉ EMILIO GÓMEZ @JoseEmilioGomez