Han pasado ocho años desde aquel 2 de Octubre del 2005 cuando el Sánchez Pizjuán alzó la voz en contra de su presidente, muchos aprovecharon la ocasión para sacar sus propias conclusiones, echando hacia fuera el rencor y el odio que tenían al máximo dirigente de la sociedad, intentando hacer ver que la entidad se había convertido en una fábrica donde solo se vendía humo. En ese momento, para un gran sector de la prensa local nada tenía valor en el mercado futbolístico desde un entrenador incompetente hasta una plantilla formada por fracasados o viejos que buscaban una estancia donde dejar sus últimas pinceladas.
En el partido jugado frente al Almería, conforme avanzaban los minutos se percibían en la grada situaciones que nos trasportaban a aquella tarde frente al RCD. Español, se daban varias circunstancias que hacían revivir aquel ambiente que existió en dicho encuentro. El equipo no jugaba a nada, físicamente muerto, el entrenador no acertaba en las decisiones y la grada esperaba impaciente el final para demostrar su descontento. Sin embargo, no podía falta la última coincidencia, en el ocaso de la contienda, se elaboraba desde la banda derecha un gol en el descuento que a diferencia de aquel día nos llevaba a la victoria. Del encuentro nos podemos quedar con las cosas negativas que han dado para llenar los periódicos y programas deportivos post partidos. Pero igual que hice en 2005 en los días posteriores quiero aprovechar este espacio para comentar lo positivo que dejó la jornada en nuestro estadio. Vivimos una época en blanco y rojo donde únicamente se resaltan los aspectos contradictorios y dejamos pasar lo válido sin sacar provecho. Iniciaría mi crónica por el motor que hace mover toda la maquinaria de nuestra fábrica. Existe un símil que dice que el corazón se puede comparar con un trabajador incansable que día y noche no para de bombear sangre para mantenernos vivos, es decir, si dejará de producir la sangre no llegaría al cerebro parando toda la actividad de nuestro cuerpo. Si trasladamos esta comparación a nuestro estadio durante un tiempo la máquina paró dejando de funcionar, produciéndose una situación inusual. El artesano que diseñó y argumentó tantas batalla dando norte y sentido a la fiesta que cada jornada se vivía en nuestro estadio, se sintió solo o defraudado, perdiendo la fe e incluso sintiéndose engañado por aquel aliado que lo acompaño de la mano en tantas noches de gloria. Como consecuencia desapareció la animación, apoderándose del lugar el silencio.
Con el tiempo, se ha recobrado el entendimiento e ir a Nervión se ha convertido de nuevo en una celebración donde la alegría y diversión se ha instalado de nuevo en el norte extendiéndose hasta el sur. Continuando con el juego del equipo y analizando a los jugadores que participaron sobre el césped hay futbolistas que aportaron al equipo ayudando a sumar para conseguir la victoria. Al nivel alto exhibido por Rakitic y Alberto Moreno, debemos asociar el partido de los medios centros Iborra y Cristóforo que frenó y anuló a Suso en la recta final, además, de la calidad de Marin que contribuyó con la jugada que concluyó en el gol que debe valer para crecer desde la consecución de los tres puntos y no soterrar esta victoria con la utilización únicamente de adjetivos negativos. Siguiendo con la clasificación, en tres jornadas se ha pasado de ocupar los sótanos de la clasificación a situarnos en una zona tranquila. Se ha conseguido siete de los nueve últimos puntos puestos en disputa, con mejor o peor juego pero debemos destacar la importancia coyuntura de este suceso, a partir del cual, debemos construir los cimientos para alcanzar los objetivos finales. Para finalizar, me gustaría resaltar que no debemos obviar por parte de la afición que en 2005 se produjo un cambio de entrenador pero ese hecho no fue acompañado de una reforma tan significativa de la plantilla, se mantuvo el bloque con algunas incorporaciones que ayudaron a dar el famoso salto de calidad que tanto pregonaba el presidente. Esta sustitución en el banquillo no conllevaba un cambio de ciclo como se ha producido en este nuevo curso. Se recogió la herencia de Joaquín Caparros un equipo armado defensivamente con algunas carencias en el juego de ataque que con el tiempo se fue perfeccionando, llegando a conseguir cotas inesperadas. Por lo tanto, pedir un poco de paciencia que la recompensa se obtendrá más pronto que tarde. Foto: Quico Pérez Ventana