Adiós Jesús. Gracias por lo mucho que nos has dado, pero sobre todo, gracias por haber honrado siempre la camiseta del Sevilla Fútbol Club.
Quién te lo iba a decir a ti… ¿verdad Jesús?. Con esa filosofía de vida de que “no es más feliz el que más tiene, sino el que menos necesita”. Pero tú Jesús, al igual que venciste a aquella ansiedad y al miedo que te producía un micrófono… arrollaste también a todo lo que un balón te puso por delante. En el Sevilla FC, y en la selección española, lo has ganado todo. Nada, absolutamente nada, ha podido contigo. ¿Quién me lo iba a decir a mí?. Recuerdo que con la marcha de Bertoni, mi primer ídolo, me prometí a mí mismo jamás ser de un futbolista, sino del Sevilla FC, para que así jamás la marcha de un futbolista, por muy importante que fuese, pudiese afectarme. Ahora, que ya no soy un niño, estaba convencido de que tú, eras la excepción que confirmaba la regla. Pensaba que los futbolistas iban… y venían, pero que Jesús Navas estaba llamado a ser el jugador que batiese todos los récords con la camiseta del Grande, y más laureado equipo de Andalucía. No ha podido ser, has elegido volar y encarar nuevos retos, pero el Sevillismo jamás se olvidará de “su niño”. Ese que jugaba con las mismas ganas un partido amistoso que una de las muchas finales que ha disputado. Ese que se dejaba en cada encuentro la última gota de sudor. Ese que cuando terminaba un partido tenía suficiente gasolina para jugar otro sin ningún problema. Ese que no quería descansar. Ese que lo quería jugar siempre todo porque no entiende esa milonga del fútbol moderno a la que llaman rotación. Ese futbolista que el dinero no le hizo
sentirse sevillista porque esa etiqueta ya la traía de fábrica. Ese jugador que ha sido el más laureado de toda la historia del Sevilla FC. Ese niño hecho hombre que ha sabido vencer a todo lo que la vida le ha puesto por delante. Te merecías otra despedida, si cabe aún más brillante que la que tuvo hace sólo unos meses Andrés Palop. Pero las cosas son como son y no como uno quiere que sean. Que te voy a contar yo a ti de esto… ¿verdad? Así que mucha suerte Jesús en el camino que has decidido emprender. Te vas, pero también te quedas en el corazón de todos los sevillistas, y mientras el Sevillismo siga acordándose de ti con orgullo y guardando tu recuerdo… nuestro niño seguirá aquí subiendo y bajando una y otra vez la banda derecha del Ramón Sánchez Pizjuán. Adiós Jesús. Y muchas gracias por todo lo que nos has dado, pero sobre todo, gracias por honrar siempre nuestra camiseta. Twitter: @NachoMateos
Tú que echaste los dientes como sevillista, te mereces más que nadie un tifo, un mosaico, cuarenta y cinco mil gargantas coreando tu nombre… y la mayor ovación que jamás puedas olvidar de una afición que ha visto a su niño crecer. Porque tú sí que sientes cuando tropezamos, y porque tú seguirás pensando en sevillista vayas donde vayas. Por eso aquel manteo de segundo plato en una fiesta que no era la tuya se te quedó demasiado pequeño para la altura que has demostrado tocando el cielo de Nervión.