Morir matando

Escrito por Rafael Sarmiento. Creado en Number1 opina, Sevilla FC

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Es difícil ser consecuente cuando el resultado de lo que dices o pides es un horror como el hecho de que a tu equipo le metan siete goles en un partido, da igual el nivel del rival o el precio de los jugadores que meten dichos goles. Sin embargo, no queda más remedio que serlo.

Desde siempre he defendido que mi idea sobre el fútbol se basa en ir a por los contrarios, ir a por ellos, a ganarles. Y si es posible, a machacarles. Sobre todo cuando los tienes contra las cuerdas. En coherencia con esto, mientras muchos sevillistas pedían que el equipo fuera al Bernabéu con los suplentes, con el filial o incluso con los juveniles (y sus poderosas razones tienen, no lo voy a negar), yo pedía lo contrario. Que se saliera con todo y que se fuera a por ellos. Que un equipo que presume de grande no puede entregar ningún partido. Y que si no se sale a ganar en cualquier estadio, que no me hablen de grandeza. Pues bien, ayer, el Sevilla salió a ganar y se llevó siete. Y aquí me tienen. No me escondo.

Y no me escondo porque no tengo porqué hacerlo. Anoche, el Sevilla no desmereció, por mucho que una goleada de ese calibre sea bochornosa. Sinceramente, ya de entregar un partido, prefiero que se haga como se hizo ayer. Pegando. Siete goles nos hubieran metido también con el filial o los juveniles. Incluso, goleadas de escándalo nos hemos llevado contra el Madrid en los últimos años saliendo a “defender” y/o a “controlar”. Se dice que, para ganar en el Bernabéu, se tienen que conjuntar una serie de factores: que tú juegues muy bien, que ellos jueguen muy mal, que el árbitro se comporte y que la suerte no sea esquiva. Ayer, el Sevilla jugó bien arriba, pero fatal atrás. El Madrid, exactamente lo mismo. El árbitro repartió errores y regalos. Y la suerte…, la suerte estuvo en nuestra contra en forma de rebotes.

Cuando un equipo hace diez ocasiones y mete siete, y el otro hace doce y mete tres, el motivo del resultado es blanco y se guarda en botellas. Ayer, el Sevilla le jugó de tú a tú al Real Madrid, convirtió el partido en un correcalles, en un caos, en un intercambio de golpes; y decidió la descomunal calidad de los delanteros madridistas.

Los nuestros son buenos, lo bastante para meter tres goles en el Bernabéu, pero no lo suficiente. Para colmo, la suerte no acompañó en un par de goles. Por su parte, el árbitro se equivocó para ambos bandos. El penalty para ellos no fue, pero los dos nuestros, tampoco. Eso sí, si pitas el primero, has de expulsar a Ramos. Y no lo hizo. No responsabilizo al árbitro del resultado. Ni mucho menos, todo lo contrario. Pero los factores externos no nos acompañaron. Ni la suerte, ni ciertas decisiones arbitrales en ciertos momentos que pudieron ser clave. Los requisitos que enumeraba antes y que se tienen que dar para ganar en el Bernabéu, no se dieron. Ni nosotros jugamos bien atrás, ni ellos jugaron mal (delante), y aunque es cierto que el árbitro, como digo, no se decantó del lado de nadie, la suerte y los factores externos estuvieron en nuestra contra.

Dicho esto, no me parece de recibo que aquellos que apostaban por entregar el partido sin jugarlo critiquen ahora a quienes al menos lo intentaron, ya que el resultado ha sido el mismo (cero puntos), pero, al menos en mi opinión y a pesar de los siete goles, el honor se ha defendido, no se ha tirado a la basura antes de pisar el césped. Insisto, si presumimos de grandeza, hay que hacer lo que se hizo ayer. Hace no mucho, el propio Real Madrid se llevó un saco por jugarle de tú a tú al Barcelona de Guardiola. Por muy superior que fuera aquel Barça, a nadie en el Madrid se le pasó por la cabeza otra cosa que no fuera ir a por ellos. Y salieron calentitos. Pues igual. Si somos grandes, hay que hacer lo que se hizo ayer. Si hay que morir, pues se muere matando. Total, morir vamos a morir igual. Y si no queremos que sea así, pues no hablemos tanto de grandeza, que de esa forma, francamente, suena ridículo. Ni más ni menos.

Del desastroso sistema defensivo de Emery y de la verbena en la que se ha convertido nuestra línea de atrás, hablamos otro día, que ese es un tema diferente.

Twitter: @Ravesen_