El Sevilla FC se juega en Mallorca no tambalear por tercer año su proyecto deportivo. Tras un punto de seis posibles y un claro problema detectado en su defensa, el conjunto de nervión necesita resultados que, al menos, inviten al optimismo en la parroquia sevillista. Tiene algunas bajas importante Pimienta para este duelo, como la de Ocampos y la duda de Isaac, pero se le acaban las excusas al técnico catalán.
El sevillismo necesita agarrarse a algo para no volver a afrontar una nueva temporada con pesimismo y agonía. La dura derrota inmerecida ante el Villarreal socabó la esperanza en que este año fuera diferente, que se echara atrás el gen perdedor y que se reiniciara de cero hacia un futuro prometedor. De momento, nada ha cambiado. Es cierto que da buenas sensaciones en ciertas parcelas, pero parece aún muy verde, sobre todo en defensa.
Cuatro goles en dos partidos y la sensación de que un equipo con más intención ofensiva podría haberle hecho más castigo. Ese es el lastre del conjunto sevillista que impide ver lo positivo, como que es un equipo bien ordenado ofensivamente y con variedad para dañar al rival. Necesita equilibrio pero, para eso, deben subir el nivel varios jugadores, sobre todo en una zaga donde solo Badé parece el central más fiable.
En Mallorca se encontrará a un hueso duro, de la mano de un Jagoba Arrasate que vende cara su piel. Será una prueba complicada, pero bajo esa presión tendrá el Sevilla que salir victorioso. Quizá con un cambio de sistema, pues la baja de Ocampos y la más que posible ausencia de Isaac obligará a que Pimienta cambie pieza, pero con el objetivo de ganar. No puede permitirse otro error en nave sevillista.
Pronto acabará el mercado de fichajes y se cerrará una plantilla a la que le hacen falta muchos mimbres aún para ser competitiva. La idea es aprovechar en las últimas horas alguna oportunidad de salida para contratar algún central, delantero o mediocentro que se ponga a tiro. No le salió bien a Orta la pasada campaña. pese a que así consiguió traer a Sergio Ramos. Toca acertar y que, por fin, la estabilidad llegue a nervión.