El Sevilla vuelve a decepcionar. Tras las buenas sensaciones vividas el martes en Champions, los de Emery caen ante un Celta muy superior que durante la primera mitad dio un baño de fútbol a los locales. Unai no da con la tecla en este arranque liguero.
SEVILLA FC: Sergio Rico; Mariano, Andreolli, Kolodziejczak, Coke; Krychowiak, Nzonzi; Vitolo (Krohn-Dehli, m. 29), Banega (Fernando Llorente, m. 46), Reyes (Konoplyanka, m. 73); y Gameiro. CELTA: Sergio Álvarez; Hugo Mallo, Cabral (Fontás, m. 58), Sergi Gómez, Jonny; Augusto Fernández, Wass; Orellana, Pablo Hernández (Radoja, m. 63), Nolito; e Iago Aspas (Guidetti, m. 79). Goles: 0-1: m. 15, Nolito. 0-2: m. 26, Wass. 1-2: m. 54, Llorente. Árbitro: Jaime Latre (Comité Aragonés). Mostró amarilla a Sergi Gómez, Iago Aspas, Hugo Mallo, Augusto Fernández, Orellana, Banega, Krychowiak y Reyes. Roja a Jonny por doble amarilla en el m. 91. Estadio: Estadio Ramón Sánchez Pizjuán. 35.744 espectadores El Number 1 del partido: Llorente En Nervión saltan las alarmas. Y no es para menos. Hoy perdió y dando una imagen muy inferior a la que se le presupone a un equipo con su plantilla. El Celta destapó las carencias de un grupo que no termina de consolidarse, camina a la deriva sin rumbo y con una falta de intensidad alarmante que enfadó mucho a la afición sevillista en la primera mitad. Una primera mitad para olvidar. De las peores que se recuerdan en años en el Sánchez Pizjuán. El Sevilla salió sin alma y dominado por un Celta que desde el minuto uno jugó con su idea de juego predeterminada. Nolito y Orellana recibían con espacios, sin ayudas y ante jugadores tan habilidosos no es dificil pagarlo caro. El gol se mascaba hasta que llegó. Nolito recibe en banda izquierda con tiempo suficiente para encarar a Coke y hacer su jugada. La de siempre. Una jugada que Nolito intenta continuamente culminado con éxito: diagonal interior para cruzar el balón raso al palo corto. Coke no contó con coberturas y el granadino adelantó a los gallegos ante la incredulidad de una afición que comenzaba a silbar. Pero lo peor estaba por llegar. No solo el Sevilla no tiraba a puerta, sino que no era capaz de salir de campo propio. El Celta dominaba, robaba cualquier salida de balón sevillista y conseguía generar superioridades por las zonas exteriores. Nzonzi fue superado continuamente al igual que un Banega que no compareció en toda la primera mitad. El Celta dominaba y daba la sensación de finiquitar el encuentro si decidía meter una marcha más. Wass aprovechó una indecisión en la zaga sevillista que, con la pasividad que estaba caracterizando al conjunto rojiblanco, dejaba el balón suelto para que el danés disparara y pusiera el 0-2 en el marcador. Un resultado tan decepcionante como totalmente justo.
Con media hora de juego el Sevilla era incapaz de reaccionar. Emery introdujo a Krohn-Dehli por Vitolo, que arrastraba una lesión, pero el equipo no terminó de cambiar la cara. En repliegue sufría por los costados y en ataque no era capaz de triangular ni de generar profundidad para llegar a la porteria de Sergio. Lo mejor de la primera parte fue su final. La segunda parte comenzó con otra cara. La que le dió la inclusión de Fernando Llorente. El vasco comenzó a dominar balones aéreos y en las segundas jugadas el Sevilla comenzó a crecer. También creció la intensidad y el coraje de un equipo que no podía demostrar una imagen peor que en el primera mitad. Debía mejorar y lo hizo. Fue en ese ímpetu sevillista cuando llegó el gol. Mariano recibió solo por banda derecha tras buena triangulación anterior y con un buen centro medido a la cabeza de Llorente, el riojano marcaba su primer gol con la elástica rojiblanca. Nervión echó el resto por los suyos y la realidad es que el Sevilla buscó el empate con mucha más actitud y claridad. Fueron buenos minutos sevillistas, pero solo durarían 25 minutos. Llorente era el receptor de balones directos y Gameiro el ratón de área que aprovechaba sus controles para internarse el Sevilla. Tuvieron ocasiones los de Emery en las botas del francés y también de un Krohn-Dehli que mandó el balón al travesaño con un excelente golpeo. Pero lo dicho, solo duró 25 minutos. El Sevilla se fue apagando paulatinamente y el Celta, al que le entraron nervios tras ver comprometido el marcador y por la actitud de su rival, comenzó a liberarse y a controlar como en la primera mitad. Salió Konoplyanka por un mal Reyes, pero tampoco terminó de explotar el fútbol que se le presupone. Los minutos finales dejaron latente un Sevilla exhausto. No solo por el calor del horario del partido y el esfuerzo realizado, sino también por la jornada europea del martes. Andreolli y Mariano terminaron con calambres y no pudieron rendir al nivel esperado en los últimos minutos. Lo notó el Sevilla que vió en las subidas de Mariano el único filón para dañar al Celta. La expulsión de Jonny en el 91 fue solo una anécdota que no decantó el encuentro. El Celta dominó en el Pizjuán y el Sevilla no tuvo respuesta a un planteamiento y a una actitud muy superior de su rival. La afición recriminó a los suyos al termino del encuentro en un partido en el que el equipo no estuvo a la altura. Saltan las alarmas de un Sevilla que debe cambiar el rumbo. Twitter: DAVID RUIZ @DavidRM19 Foto: QUICO PÉREZ VENTANA