Son muchos los problemas que vislumbra el conjunto de Unai lejos de su propio campo. La falta de control del partido, la poca solidez defensiva o la falta de intensidad son males tan endémicos como su juego aéreo. El Sevilla sigue sin sacar partido a su altura y no aprovecha los innumerables córners y faltas laterales de los que dispone.
El Sevilla sigue sin funcionar. Va agotando cada vez más balas para poder aspirar a Champions y parece que no encuentra una solución plausible para salir de su propio maleficio fuera de casa. No le funciona tampoco una de sus principales armas desde que Emery está en los banquillos. Un arma que temporada atrás fue la principal seña de identidad del equipo: el balón parado. El conjunto sevillista ha perdido poderío aéreo. No es dañino en los córners ni en las faltas laterales. Tampoco en los libres directos donde, a pesar de tener a Banega como principal protagonista en ellos, ha bajado sus números con respecto a años anteriores. Algo que resulta paradójico teniendo en cuenta que el Sevilla cuenta con varios jugadores de más de 1,90 para aprovecharlos. .
Sus estadísticas en saques de esquina en los últimos partidos son demoledoras: nueve córners en Getafe, seis en el Camp Nou y diecisiete en Vallecas. Ninguno fue aprovechado. Tampoco tiene buenos números en el Sánchez Pizjuán, donde promedia unos siete córners por partido sin sacar rédito a la mayoría de ellos. Un problema destacado y que necesita solución con urgencia. Resulta preocupante que los equipos sean capaces de frenar a un Sevilla que cuenta con la altura de Iborra, Fazio, Nzonzi, Rami y Llorente que, además, cuentan con especialistas de lujo para servirle balones aéreos. Emery tendrá que renovar su estrategia, fundamental para sacar puntos por aire en partidos en los que no pueda ofrecer mucho más por tierra Twitter: DAVID RUIZ (@davidrm19) Foto: QUICO PÉREZ VENTANA (@perezventana)