Una BIRI llamada Aitana

Escrito por Nacho Mateos. Creado en Number1 opina, Sevilla FC

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La historia de una BIRI llamada Aitana, se me ocurrió contarla en el descanso del partido que ayer el Sevilla FC disputó en Rota ante la UD Roteña.


En el transcurso de la primera parte observé como en la zona de los BIRIS se encontraba un carrito con un bebé y como los miembros de este grupo entre cántico y cántico acudían a saludar a la nueva sevillista y felicitar a sus padres.

Esperé al descanso, entonces me dirigí a la zona para pedirle permiso a sus padres, tirar algunas fotos e informarme sobre Aitana. Ellos sin ningún problema aceptaron mi petición.

Aitana tiene sólo un mes de vida, y se estrenó ayer como SEVILLISTA DE LOS BIRIS.
Su padre, Daniel, que es socio del Sevilla FC y miembro de Biris Norte me decía: «Sólo tiene un mes, por eso es este su primer partido».
Su madre, en una segunda fila, pero al calor de los cánticos, no le quitaba ojo al carrito de una Aitana que no se conformó en ver el partido tumbada.
Aitana también quería animar y por eso requirió de los brazos de Bárbara para que esta le enseñase a su hija la pasión que corre por las venas de sus padres.

La imagen que pude vivir en el estadio Arturo Puntas Vela con el «bautizo» de Aitana, me pareció tierna, dulce, muy linda… y para nada me hacía presagiar todo lo que vendría después. Porque os aseguro que esta historia no tiene nada que ver con lo que ocurrió al final del partido.

Por eso, después de todo lo que le está cayendo a los BIRIS tras los tristes y lamentables acontecimientos de ayer, me niego a enterrar la historia de Aitana, de sus padres, de sus amigos… y de mucha gente sana que se siente BIRI. Porque las Aitanas ganan por mayoría a los cafres, que los hay en todos lados, y en este caso en los BIRIS, no iba a ser menos.

Pero los BIRIS son mucho más que la docena de descelebrados que ayer la liaron en Rota, o que los 40 que dan siempre la nota a lo largo de la temporada.
Ser BIRI es un sentimiento que comparten cerca de 2.000 personas que se dan cita en Nervión cada partido para dejarse la garganta por su Sevilla FC.
Ser Biri es un estilo de vida, y si no que se lo pregunten a mi vecina Mari Ángeles, que no faltaba a su cita en el Gol Norte ni cuando estaba embarazada de su hija Cayetana.
O sin ir más lejos, a los mismos BIRIS que ayer intentaron poner paz y calmar por todos los medios a los que estaban fuera de sí, porque esto también se dio ayer y poco se habla, yo mismo pude ver como la mayoría echaron agua al fuego y no gasolina.

Con esto no pretendo que nadie entienda lo que de antemano no esté dispuesto a entender, ni tampoco intento buscar ninguna excusa o explicación a lo que ni mucho menos la tiene.

Es más, ayer viví de la mano de mis dos hijos todos los incidentes post partido y pude presenciar como una docena de cafres estropearon una noche de fiesta. Mis hijos pasaron miedo, mucho miedo, y el padre, que se hizo el valiente para tranquilizarlos, también. Pero por encima de todo lo que sentí fue vergüenza, mucha vergüenza de ver como algunos pisoteaban la imagen del Sevilla Fútbol Club.
Mis hijos corrieron para alejarse de los puñetazos, patadas, golpes, palos, sangre, insultos, cargas…
Presenciamos como una chica le pedía a su novio Biri, llorando y desesperada, que parase ya de una vez y que se fuese para el coche.


También vimos como muchos padres agarraban con fuerza las manos de sus hijos mientras otros estaban aterrorizados tras no ver dónde se encontraban los suyos que habían saltado al césped para despedir a los jugadores en unos minutos que se hicieron eternos.
Todo esto es intolerable, este espectáculo no puede convivir con el fútbol.

Me da igual quién tuvo la culpa, quién provocó, quién insultó primero, quién respondió más fuerte o de manera más grosera… todo eso me trae sin cuidado porque la razón se deja de tener cuando lo de ayer terminó como terminó.

Anoche la conversación que tuve en el coche ya de vuelta con mis hijos desgraciadamente no tuvo nada que ver con el golazo de Rabello, ni para contarles las buenas maneras de Álex Rubio… ni para ir haciendo el once ideal de la temporada.

Me duele todo esto porque siento admiración por los BIRIS, por los que convierten el Ramón Sánchez Pizjuán en una fiesta, por los que se dejan en cada partido la garganta… por la mejor peña de animación que existe en España.

Desde 1.975 se ha construido y recorrido mucho, yo soy de los de «La Lole, la Lole… el conejo de la Lole», así que me duele un poco de lo que hablo.
Pero esto no implica que entienda lo que no puede tener ninguna explicación. Hay salvajes que no pueden tener sitio en el fútbol porque son un peligro para el resto de aficionados.

Ojo, no estoy de acuerdo en que se tenga que extinguir a los BIRIS como muchos piden ahora, pienso que la solución pasa porque los 2.000 que se dan cita en Gol Norte señalen con el dedo a esos 40 indeseables. No se puede matar a una persona por que tenga un tumor, lo que hay que hacer es operarla y sacar ese tumor para que siga viviendo.

Por eso creo que la solución es fácil para que Aitana siga escuchando entre bibi y bibi los cánticos de su padre y el sentimiento sevillista que corre por las venas de su madre.

Hay solución, claro que la hay, pero lo primero que hay que querer es que la haya y luego llevarla a la práctica.

Aitana, y muchos y muchas como ella, tienen derecho a disfrutar del fútbol, a vivir su alegría en las victorias y a estar triste en las derrotas, pero no tienen derecho a sufrir y llorar por miedo a unos cafres dispuestos a llevarse por delante todo lo que haga falta.

La historia de Aitana, una BIRI que ayer se estrenó con un sentimiento que a buen seguro le acompañará durante toda la vida, es lo suficientemente bonita para que algunos reflexionen de una vez y se miren al espejo.

Aitana, y muchos y muchas tan inocentes y sevillistas como Aitana, se lo merecen.

Twitter: @NachoMateos