MANZALINO. Por Fermín Hevia.
Qué pena. De verdad, qué pena. Y no lo digo por la derrota, conste, porque hemos visto perder infinidad de veces al Sevilla Fútbol Club en casa y vendrán otras muchas, pero qué pena caer así. Además el fútbol es injusto, porque el Sevilla desplegó el mejor fútbol que había hecho en toda la temporada y se encontró con un Roberto inmenso y con unos rematadores muy blanditos. Aunque esta misma argumentación se la podríamos haber escuchado a Guardiola en el partido sin fin (por voluntad de Iturralde González) en el que Varas se hizo sobrehumano (después ha demostrado que es un gran portero, pero absolutamente terrenal) y los jugadores del Barcelona no remataron como suelen hacer. ¿Dónde está la diferencia? Aparte de la abismal en cuanto a plantilla, creo que el Sevilla tuvo contra el Granada bastantes más ocasiones de las que tuvo el Barcelona. La otra, es que el Barcelona, además de atacar como los ángeles, defiende como Dios, y no pierde 5 puntos en 4 contragolpes mal parados. No puedo creer que gente con mucho oficio y años de fútbol como Escude, Spahic, Rakitic, Medel, Navas, etc.. no sepan cuándo hay que hacer una falta y jugarse una amarilla. Eso son consignas de equipo, son cosas que se saben, de primero de parvulitos (perdonen si no se llama así, pero es que yo vengo de un sistema educativo obsoleto) de escuela de fútbol.
El resultadismo tiene esas dos caras, es el Jano del fútbol. De hecho, el mayor problema del resultadismo es cuando falla. Al Sevilla lo mantenían los resultados, que no el juego, y ahora ni eso. Cierto es que la mayoría de equipos de primera darían un brazo por estar donde nosotros pero, y seguramente será porque estoy ¿cómo dicen ahora los gurús del «sevillismo de granito»? mestallizado, pero es que a mí no me vale. Y no me vale porque, y eso lo sabe cualquiera que haya visto los partidos del Sevilla desde el primer partido oficial, el Sevilla está donde está por la inspiración de su portero, que ha salvado lo insalvable, y por el oficio de algunos de sus futbolistas. Porque está muy bien eso de llenarse la boca hablando de 1 partido perdido de 10 y de que se ostenta la quinta posición, pero también hay que decir que esos datos son mentira: se han perdido 2 partidos de 12 oficiales, con una eliminación de la Europa League. Se han ganado 4 partidos de 12, todos por la mínima y pasando fatiguitas, muchas fatiguitas. Se han sacado 4 puntos de 9 contra 3 colistas, uno de ellos nos hace 2 goles, es decir, los mismos que había hecho en los 9 partidos anteriores. Esas son también lecturas objetivas del resultadismo ¿no?
Veo a mi equipo sin alma, aunque muchos jugadores lo dan todo en el campo. A Marcelino se le llena la boca con buena dicción (muchos periodistas criticaban eso de Jiménez o el aspecto desaliñado de Álvarez) y frases rimbombantes sobre estilo de juego, intensidad defensiva y demás historias. Palabras que cada vez recuerdan más a las que decía el, para mí, peor entrenador que ha pisado el Ramón Sánchez Pizjuán como local en el último decenio, Gregorio Manzano. Mucho «bla, bla» pero el equipo está igual. Es evidente que la calidad de la plantilla está a años luz de la que había hace unos años, pero no lo es menos que el equipo se desconecta, que marca un gol y se vuelve timorato y parece que la película no va con ellos, que muchísimos futbolistas no están mentalmente dispuestos y que ahí se tiene que notar la mano del entrenador y la ambición de alguien que viene de entrenar a equipos menores y quiere hacerse hueco en la élite. Se criticaba mucho la dilación en los cambios de Jiménez o Manzano pero ¿no veía Marcelino el otro día el estado de Trochowski? ¿Y de Rakitic? ¿Y contra el Racing? ¿Sólo sacas jugadores cuando vas perdiendo? Papeles perdidos. No obstante, la culpa es compartida. Tal vez algunos lectores piensen que tengo una cruzada personal contra Ramón Rodríguez Verdejo, y es cierto. Una persona que lleva equivocándose por sistema en su puesto de trabajo durante los últimos 5 años, que dilapida réditos económicos y deportivos, que deja planificaciones a medias que han costado, de momento, un clasificación para Champions y una para la Europa League, que trae medianías a precio de oro y vende futbolistas con proyección a precio de medianía, debe estar en la calle. Monchi fue bueno para el Sevilla Fútbol Club, pero hace tiempo que no lo es. Es más, es muy malo, y no solo por lo que ficha (o no ficha) sino porque influye muchísimo en la parcela deportiva. Muchísimo. Evidentemente, la culpa también es del que lo mantiene en el cargo.
Pues en estas nos vemos. Seguramente, si el Sevilla hubiese metido alguna de las 10 o 12 que tuvo, la lectura del partido habría sido diferente para muchos. Pero claro, el fútbol también es lógica, y habría sido el árbol que no te deja ver el bosque. Aunque hubiese ganado por 5 a 0, la plantilla sigue siendo corta, necesita un 9, el entrenador es muy malo leyendo el partido y haciendo cambios, no se confía absolutamente nada en la cantera, Javi Varas ha dado muchos puntos, el equipo juega igual que cuando tenía grandes bandas, pero sin los mimbres para desplegar un fútbol de extremos, y la mano del entrenador no se nota en ningún aspecto, ni defensivo ni ofensivo. En esas estamos. Ahora, los que quieran, que sigan pensando que son quintos y que tienen 17 puntos.
Fermín Hevia.
