CONEXIÓN UTRERA-LOS PALACIOS. Por Marga Álvarez.
Que la cantera sevillista es una de las perlas de España, e incluso me atrevería a decir Europa, no es nada nuevo ni para sevillistas ni para ningún aficionado al fútbol. Se trabaja bien en la carretera de Utrera. Siempre ha sido así.
Muchos han sido los chavales que han salido de ella en busca de un hueco en este alocado mundo que se ha convertido el fútbol. Otros tantos los que han subido al primer equipo pero después nos han dejado por voluntad propia, mientras algunos otros se fueron entre lágrimas. Pero fuere como fuere, se criaron aquí. Nombres como Marchena, Sergio Ramos, Jesús Navas, José Antonio Reyes, el fallecido Antonio Puerta, Javi Varas, Diego Capel… son conocidos por su talla a nivel mundial, e incluso, por campeones del Mundo.
Algo especial está ocurriendo en este último tramo de temporada. Algo que no se veía desde que la Zurda de Diamantes nos dejara aquél 28 de Agosto. Una conexión especial hay entre los dos extremos nervionenses. Sin olvidarnos de nuestro Diego Capel, cuando Reyes y Navas se miran en el campo podemos notar que algo va a pasar.
Dos canteranos que pese a vivir en localidades distintas, se criaron juntos. Dos amigos. Dos hermanos.
Navas y Reyes se han convertido en dos puñales para el ataque sevillista. Con una calidad en sus botas indescriptible y una visión de juego que, pese a los años que llevamos viéndolo, sigue sorprendiendo, la conexión y compenetración de ambos jugadores se convierte en el mayor peligro del Sevilla FC.
Velocidad, casta, desborde y un pie para enmarcar han convertido el ataque sevillista por ambas bandas en la «créme de la créme» de España. No en vano, son los culpables de las últimas tres goleadas sevillistas. Siempre presentes. Siempre ahí.
Cierto es que muchas han sido las críticas que se han vertido sobre el utrerano debido a su rendimiento desde que volviera a su casa. Pero cierto es también que esto del fútbol es así, cuestión de rachas. El pasado Lunes José Antonio Reyes demostró que estaba dispuesto a dejar su mejor fútbol en Nervión y a compartir el peso del equipo con El Duende de los Palacios. Juntos, cuando el balón está en juego, son capaces de meter en una chistera los ingredientes necesarios para conseguir la pócima del éxito, el premio del gol. Después de una temporada llena de altibajos en la que se hacía necesaria la aparición y mejor versión de los pesos pesados del equipo, parece que llega el momento de gritarle al mundo que ni Jesús Navas se ha vuelto previsible perdiendo aquéllo que tenía, ni Reyes ha vuelto a su casa a retirarse. Mucho fútbol hay en sus botas, muchas tardes de espectáculo nos aguardan.
La conexión Utrera – Los Palacios queda inaugurada y su destino es algo grande. Seguro.
