MATANDO AL FÚTBOL. Por Nodo SFC1905
Leo lo ocurrido hoy en el Benito Villamarín con la puesta a la venta de las 1.300 entradas que el Sevilla FC facilitó al Betis para sus aficionados.
Gente desde las seis de la mañana esperando que abrieran las taquillas a las cinco de la tarde.
Desde las 10 de la mañana un número de personas tan grande que por el procedimiento de dispensa hacía inviable que casi nadie más aparte de quienes ya estuvieran, pudiera sacar entradas.
Y tanto el club como la policía permitieron que durante horas eso fuera creciendo.
Por la organización mostrada, por lo visto tan solo entre 150 y 200 personas han logrado hacerse con entradas en las taquillas, un máximo de 2 que en algunos casos y por la dejadez de los taquilleros y la imperfección del procedimiento ha llegado a ser de 6-8 entradas por persona.
Aparte, el Betis y sin especificar la cantidad, ha reservado varios cientos de entradas tanto para sus peñas como para su grupo organizado SGS, por lo que no han sido 1.300 las que realmente han salido a la venta y que además lo han hecho, como mencionaba anteriormente, por un procedimiento que ha permitido la truhanería y que ha servido para hacinar allí durante horas y horas a cientos de personas habiéndose producido tanto avalanchas como cargas policiales.
Viendo el Betis lo que había y sabiendo de sus reservas y del cupo que pondría a la venta ¿no podría haber dispensado unos números de tal forma que a las 10-11 de la mañana se dijera «a partir de aquí no llega el número para adquirir la entrada» evitando esa congestión de personas y el riesgo que se ha corrido?
Si el Betis no lo piensa ¿la policía no puede sugerirlo?
¿En qué manos está la organización del espectáculo en España?
Yo le pido a mi club que para el partido de vuelta diga exactamente el número de entradas que se venderán en taquilla a quien vaya y que evite espectáculos y riesgos innecesarios.
Igualmente, como ciudadano exijo a la comisión nacional antiviolencia que estudie hechos como el sucedido hoy y emplace a clubes y fuerzas de seguridad a evitar riesgos tan grandes como innecesarios y estúpidos. Es increíble que tras todas las tragedias ocurridas en estadios de fútbol o en escenarios de masas (algunos en el reciente recuerdo) haya absolutos inútiles organizando este tipo de cosas. También sería de agradecer que la propia comisión se lo haga de mirar. En los últimos 20 años han cambiado muchas cosas, han cambiado los patrones de comportamiento de los grupos organizados y/o violentos en su caso.
Y a quien únicamente se perjudica es al aficionado normal, porque no eran tan solo miembros de SGS quienes estaban hoy en las taquillas, la mayoría eran aficionados o peñistas del Betis.
Me sorprende el silencio de la prensa. Refleja el hecho pero no se interroga, no ejerce el poder que tiene para cambiar las cosas, da por sentado que eso es así, ni se interroga a sí misma sobre si podría ser de otra manera, no aborda debates, no los promueve.
Aquí parece que la comisión -anclada en el pasado-, los clubes (ya se ve la organización del Betis como de otros tantos), la policía (con atizar ya le va) y los grupos organizados son quienes tienen todo el manejo del cotarro. El resto de los aficionados somos meros testigos impotentes y nos vemos cada vez más alejados de partidos que se declaran de alto riesgo, un riesgo que se ve acrecentado o no minimizado por muchos puntos de los protocolos que rigen y que son los mismos que se diseñaron hace 20 años.
En enero pasado casi 3.000 sevillistas sufrieron situaciones escarniosas durante el reparto de entradas, concentración y conducción hacia el Villamarín ¿Los 3.000 eran violentos, pegaban, quemaban, arrasaban?
Los protocolos que nuestros salvadores y nuestras eminencias diseñan están hechos para expulsar del fútbol, del colorido y de la animación a la gente más normal, es decir, la inmensa mayoría de los aficionados de todos los equipos.
Ya está bien.
