SEMANA DE DERBI EN SEVILLA. Por Acosta.
Semana intensa la que estamos viviendo en Sevilla. Una ciudad que se distingue por no tener jamás un elemento en común, una ciudad que vive la dualidad llevada a la máxima expresión en todos y cada uno de los aspectos de su vida cotidiana.
Familias en las que existen hermanos de la Hermandad de la Macarena y de la Esperanza de Triana, lugares de trabajo en los que unos adoran la Semana Santa y otros desean que pase para vivir la Feria, ejemplos miles dentro de todos y cada uno de los rincones de esta ciudad maravillosa que se distingue por la variedad y la diversidad de gustos en todo lo que le rodea.
En Sevilla se vive el fútbol de otra forma, alejada de contratos millonarios, de estrellas rutilantes, de teleoperadores chinos, de partidos del siglo… Aqui es todo mucho más terrenal, más de andar por casa, más de encontrarte a tu vecino cuando vas a tirar la basura y soltarle algún que otro pildorazo sobre si le cayeron 3 el fin de semana, el no querer cruzarte con tu compañero de trabajo porque sabes que la semana pasada te puede pasar factura, el entrar en un bar un lunes y saber sin hablar de que equipo es cada uno… Eso sólo puede pasar en Sevilla.
Estos partidos tienen algo especial, no son los 90 minutos del partido, es la semana previa y como culmen el mismo día del partido. Cada cual tiene sus hábitos, amigos que se reunen para almorzar y a la hora del partido cada uno toma su camino, unos para el estadio y otros a seguir sufriendo viendolo por televisión. Grupos del mismo equipo que quedan desde por la mañana y viven intensamente este partido con los suyos, familias que se reunen sin importar sus colores para ver juntos el espectáculo… Eso es el derbi sevillano.
Y cuando el arbitro señale el final del partido unos contentos y otros tristes, unos deseando cruzarse con ese amigo/conocido/familiar de la «otra acera» para recordarle uno a uno los 90 minutos del partido y otros temiendo levantarse al otro día por tener que aguantar a los primeros… Pero siempre con deportividad y con la absoluta seguridad de que los dos estarán de acuerdo en algo: Su equipo no mereció perder y si lo hizo fue por culpa del árbitro. Jamás hay vencedores y vencidos porque ambos encontrarán el resquicio necesario para sacar de sus casillas al rival y recordarle que ellos ganaron el año pasado, que tenemos más titulos que ustedes, que jugamos con más canteranos… Y ahí es cuando realmente comienza el siguiente derbi, porque este partido no son 90 minutos, sino los 365 días del año.
Disfrutenlo, no existe otro igual.
